El dilema, en todas estas situaciones, consiste en decidir quién asume la contradicción, si el traductor o el espectador. Yohein, en el caso que dices de The Dig (un juego del que había oído hablar muchísimos años antes de que saliera al mercado, cosa que aún no me explico), el marrón se lo traga el traductor. Es decir, él cambia \"algo\" para que nosotros no tengamos que hacer el esfuerzo de entender que allí había un problema. Sería parecido a lo de Lepe (salvando distancias).
El caso contrario es dejar una palabra en inglés, o poner un nombre de algún americano famosillo que no conocemos en vez de sustituirlo por uno que sí conocemos. Ahí es el espectador el que tiene que acabar de completar la traducción mentalmente, y entender por qué el traductor ha preferido no tocarlo.
Eso genera dos problemas básicamente:
- Por un lado, el espectador es tonto por definición. El que ve la peli no tiene por qué conocer las costumbres de otros países, los juegos de palabras de idiomas que no ha aprendido, los nombres de pueblos perdidos por el mundo... Eso hace que el traductor, con ánimo de no crear lagunas en la comprensión de la película, cambie unas palabras por otras. No creo que sea con mala intención, sólo es su instinto de \"sobretraducción\", no quiere que el resultado de su trabajo no se entienda.
- Por otro lado, el espectador muchas veces se hace cargo de que existen estos problemas y el arreglo que hace el traductor no sirve de mucho, ya que el que ve la película descubre el cambio hecho por el traductor y lo deshace mentalmente. Por ejemplo, a ti te ha chocado lo de The Dig y enseguida has entendido que en la versión original allí no se hablaba de \"inscripciones en español\" ni de casualidad. Por lo tanto, el \"esfuerzo\" que se supone que el traductor ha hecho para evitar que tú tuvieras que pensar ha sido totalmente inútil, e incluso contraproducente, ya que has tenido que pensar el doble hasta entenderlo y encima se te ha quedado grabado, como demuestra el hecho de que lo hayas explicado aquí, con lo que la traducción está claro que no ha conseguido su objetivo, el de ser transparente y pasar desapercibida.
Y ahí está el dilema: ¿se hacen traducciones para tontos o se hacen para listos? Si se sustituyen demasiadas cosas por otras de \"mejor comprensión\", la película queda españolizada y bobalicona. Pero si se dejan muchas palabras o nombres de personajes \"en V.O.\", en algunos casos puede resultar incomprensible. Ejemplo: a ver quién es el guapo que traduce Alicia en el país de las maravillas sin inventar expresiones ni poner notas a pie de página.
La solución, que siempre será subjetiva y, por lo tanto, propensa a errores, sería hacer una valoración, por parte del traductor, del público al que está destinada la película (o el juego), y a partir de ahí marcarse un nivel máximo de \"facilitación\" que no hay que superar. Es algo muy poco concreto, pero si se piensa bien es lo máximo a lo que podemos aspirar.
Y será imposible tener a todo el mundo contento. Por ejemplo, montalvo, no creo que a toda la gente la solución de Dos hombres y un destino les parezca la óptima. Para empezar, eligieron francés como podían haber elegido italiano, alemán o chino. Otra opción bastante aceptable habría sido que dejaran de hablar español de España y se esforzaran en pronunciar en sudamericano. Dependemos de las decisiones del traductor, para bien o para mal.
Un saludo!
_________________ ¡Despidamos con un fuerte aplauso al auténtico interventor!
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