Hoy he tenido una tarde de decadencia, rodeado de los momentos más bajos de la filmografía Disney.
Primero OLIVER Y SU PANDILLA, que más bien debería llamarse DODGER Y COMPAÑÍA, por el insoportable perro chupacámaras ése, odioso como él solo con su actitud del tío más guay de Nueva York con sus gafas de sol y su pañuelo en el cuello. En el momento de su estreno la peli pretendería ser lo más moderno del mercado, pero hoy por hoy, a lo que se ha visto reducida es a un espectáculo ochentero de lo más rancio, con canciones horrendas de Huey Lewis (el de "...that's the power of love!") y personajes a cada cual más plasta o más ñoño, como Fagin, por favor, vagabundo siniestro y maltratador en la novela de Dickens reducido aquí a mendigo de gran corazón. Se salva Georgette, que la verdad, me gusta bastante con su actitud de diva decadente (me recuerda un montón a Gloria Swanson), y el malo, Sykes, no porque sea un gran villano, sino porque me divierte el detalle genuinamente ochentero de que sea un pez gordo de las finanzas. Oliver es un cero a la izquierda en esta película, pensada para el lucimiento de un personaje tan cool-que-te-cagas para el público de entonces como es Dodger. Un 6, porque lo cierto es que no se hace aburrida, como sí que le pasa a...
...ZAFARRANCHO EN EL RANCHO. Terrible. Flojísima. Una lástima que una película con unos diseños tan estupendos (emulan abiertamente la época Disney de Wolfang Reitherman, y eso ya merece una muestra de respeto) y una animación tan buena sea un fiasco tan gordo. Los personajes no tienen carisma, la historia no llega a arrancar JAMÁS y los chistecitos dan más pena que otra cosa. Tiene un par de cosas interesantes: el número psicodélico de Alameda Slim es francamente bueno, y la aparición animada de Steve Buscemi es un punto, pero eso no puede justificar una hora y cuarto tan interminable. Eso sí, el doblaje es de cinco estrellas, maravillosamente interpretado y maravillosamente dirigido. Un 4.
Para compensar tanta mediocridad, me puse la media hora que dura LA LEYENDA DE SLEEPY HOLLOW, sin duda una de las mejores cosas que han salido jamás de Disney, y por ende, de la animación en general. Magistral mediometraje, normal si tenemos en cuenta que fue realizado en la época de oro de Disney en lo que se refiere a humor visual y ritmo, fruto de los años de entrenamiento con los cortos de Goofy. Aquí los personajes no necesitan abrir la boca para resultar geniales, del primero al último, las canciones de Bing Crosby son todas buenísimas, y no hay ni un momento de respiro entre un gag y el siguiente. Aparte, no hay que olvidar que para 1949 el estilo de humor de la Disney se estaba volviendo menos inocente y mucho más irónico y negro, cosa que es evidente en esta peli. El enamoramiento de Ichabod por Katrina es un gran momento de este estilo: "quién se resiste a sus encantos... y a la hacienda de su padre". Además, Ichabod es un personaje único, al resultar feo pero no por ello falto de carisma a los ojos de los demás. De hecho, le sobra a raudales: un caballero, gran bailarín, donjuán, de impecable compostura y sin un pelo de tonto. Sus únicos puntos débiles, las supersticiones y Katrina. Katrina, que también trae tela: aparte de estar buenísima (lo está), es una arpía con todas las de la ley, que tras una fachada inocente, no se corta un pelo en tontear con Ichabod para poner celoso al tío que realmente le gusta, Hueso, el héroe del pueblo (otro gigantesco personaje, con momentos divertidísimos). Poca ñoñería hay en este corto, si no ninguna. En resumen, una obra cumbre injustamente olvidada. Apoteósica. De 10, vaya.
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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