Empecemos por algo que no tiene nada que ver: mis amigos y yo acabamos de finiquitar nuestra tarde de tortitas y Disney. Hemos visto ALADDIN, y por petición de cierta amiga mía habitualmente aficionada a la VO, la hemos visto en español. El mundo al revés, porque a mí me apetecía verla en inglés (en esta película, Robin Williams, Jonathan Freeman y Gilbert Gottfried me privan, como diría el padre de Zipi y Zape). Al terminar, he propuesto enseñarles un poco de EL REY LEÓN en inglés, para que descubriesen las potentísimas interpretaciones de todos sus actores, especialmente Jeremy Irons, Rowan Atkinson y James Earl Jones. Nada más irse ellos, me quedé a ver la película un ratito, alternando entre la versión castellana y la original. Si con LA BELLA Y LA BESTIA prefiero la versión española y con ALADDIN la original, con EL REY LEÓN me es imposible decidirme. Ambas son perfectas. Per-fec-tas. A años luz de los repartos estelares de DreamWorks, pensados como reclamo para la taquilla, la pléyade de grandes nombres de EL REY LEÓN no puede ser más justificada y ajustada. Cada personaje ha nacido para tener la voz que tiene. Broderick, Jones, Irons, Goldberg... Pero vamos a la versión doblada, sobre la que he estado pensando con grandísima admiración mientras fregaba los platos de la merienda.
SERGIO ZAMORA (Simba): Sergio Zamora, mi voz adulta-pero-juvenil-atractiva favorita (ya sabéis, la categoría de Llorens, Dani García, los Posada...) siempre me ha parecido un tío con una voz perfecta para ligar. Esta cualidad, que suena un poco frívola, Zamora la aprovecha perfectamente para dotar a Simba del carácter cálido pero desenfadado que necesita, igual que hizo con Hércules tres años después. En este caso, creo que Zamora mejora al Broderick de la versión original, que de verlo en musicales y tal (por internet, jeje) se me hace un actor con voz un poco feúcha. La calidad de la interpretación de Zamora, no obstante, queda demostrada al revelarse como la opción idónea para Broderick, tanto en dibujos animados como en acción real.
MARTA BARBARÁ (Nala): Tras ALADDIN, el fichaje de Barbará para la princesa de turno aún no era una opción ultratrillada, como lo llegó a ser hasta que llegó Meg. Aquí, Barbará (que aún tenía la voz muy joven) se adapta maravillosamente a la evidente madurez de nala sobre Simba, grandísimo mérito teniendo en cuenta que apenas dos años antes había logrado que Jasmine pareciese lo que era: una cría. Buenísima, pero una cría. Una de sus mejores interpretaciones, la última antes de caer un poco en un piloto automático cuando dobló a Pocahontas y a Esmeralda. Y a Anastasia. Y a Odette, de LA PRINCESA CISNE. Buffff.
RICARD SOLANS (Scar): No hay palabras en este mundo para describir la estratosférica interpretación de Solans como Scar, que desde la primera frase ("la vida no es justa, ¿verdad?") se come, si no la pantalla, los altavoces. Viendo la película en inglés es imposible imaginar que alguien pueda igualar el sublime recital de Jeremy Irons sin contar con su exquisita dicción británica y sus tablas teatrales. Solans lo consigue. Es casi imposible decidir cuál es la mejor interpretación que ha hecho Solans en su vida, pero ésta debería estar entre las finalistas. Hace suyo al personaje y lo dota de una ironía, una maldad y una riqueza de matices tonales casi imperceptibles, todo ello digno de competir con la aportación de Irons. Absolutamente arrollador.
CONSTANTINO ROMERO (Mufasa): James Earl Jones es un torrente de voz, un monstruo que sin apenas ayuda de moduladores es capaz de hacer temblar nuestra casa sin que su fuerte acento del sur le impida sonar majestuoso (todo una proeza, el inglés americano suena de todo menos majestuoso). Constantino Romero llegaba con la ventaja de saber exactamente cómo doblarle tras un indiscutible trabajo en la trilogía galáctica, aunque Mufasa fuese un personaje en las antípodas de Darth Vader en cuanto a calidez (aunque no en imponencia). En su interpretación, Constantino sublima contundencia y ternura, tarea casi imposible que aquí alcanza dimensiones colosales. El calor que desprende su Mufasa es tal que su muerte nos afecta aún más.
ALBERTO MIEZA (Timón): Rápido y sin rodeos: Alberto Mieza ES Timón. El magnífico trabajo de Nathan Lane (con el que estoy muy familiarizado de verle, al igual que a Broderick, en su faceta teatral, y que me encanta) tiene en su versión española un dignísimo rival. Mieza está divertidísimo, más que nunca, con el punto justo de socarronería para no pasarse de gracioso, y con grandísimas frases a las que, no sé muy bien explicar cómo, les saca todo el jugo, como la de "¡uuuuh, uno relleno de crema verde!". Es una lástima que no podamos gozar de su actuación en las canciones, donde quien pone la voz era el mismo que lo hacía con LeFou en LA BELLA Y LA BESTIA.
MIGUEL ÁNGEL JENNER (Pumba): Lo de Jenner es increíble. El cómo un hombre con una voz tan peculiar e inconfundible puede ser tan versátil, tan camaleónico, es algo que me deja sin palabras. Lo mismo da una lección magistral de cómo doblar con elegancia y exquisitez sin caer en la parodia (Lumiere) que se saca de la manga al Pumba perfecto, con esa voz gutural y rasposa que jamás habríamos sospechado que podría utilizar. Consigue transmitir maravillosamente la inocencia de Pumba, a la vez que su brusquedad innata, y con ello, consigue la segunda de sus tres cumbres en el doblaje Disney, junto a Lumiere y el señor Patata; que son, por cierto, algunas de las cumbres de los doblajes Disney en general. Fijándonos en la VO, sorprende ver cómo Jenner mimetiza el doblaje original de Ernie Sabella, con el que, esta vez, no estoy familiarizado en su faceta teatral.
MARÍA DOLORES GISPERT (Shenzi): Aquí no hay discusión. Gispert sabe doblar a Whoopi Goldberg, le pilla el punto perfecto como sólo ocurre en esas asociaciones que de tan consolidadas son simbióticas. Gispert está enorme, y me hace preguntarme por qué es tan difícil escucharla hoy día.
ANTONIO GARCÍA MORAL (Banzai): García Moral me chifla. Me encanta. Y los mediados de los noventa me parece, tal vez, su mejor época. Le saca a un personaje como Banzai (hiena secuaz, sin mucho donde rascar en realidad) todo su potencial, algo que también hace Cheech Marin en versión original. Marin, por cierto, tiene una voz que a mí, por lo menos, se me hace inconfundible; y aquí está perfecto al tener que poner su acento chicano al servicio de un personaje que en realidad es un reflejo de las minorías chungas de los barrios marginales americanos. Esto se pierde en la versión castellana, pero García Moral es lo suficientemente bueno como para dejar una interpretación a la altura del original sin ninguna de estas armas.
Aparte mencionaré a Eduard Doncos, que pese a no doblar mucho, hace un trabajo ejemplar como Zazú (grandísimo Atkinson en la VO); a Mercedes Montalá, majestuosa hasta en un papel secundario como es Sarabi; Juan Fernández, sencillamente perfecto como Rafiki (Fernández sabe dar vida como nadie a los personajes estrafalarios con un toque racial) y a Graciela Molina, en su añorada etapa (para mí) de voz de niños (la mejor en su campo).
Y todo esto, ¿gracias a quién? A un director maravilloso como es Antonio Lara, que hasta hace poco he tenido un poco ignorado en esta faceta pero que ahora he aprendido a apreciar en su capacidad para reunir repartos perfectos, cuidados con un mimo casi palpable, con vistas a lograr el mejor resultado y darnos a nosotros, los espectadores, doblajes inolvidables. El conjunto del doblaje de EL REY LEÓN es único, vibrante, majestuoso, inolvidable y de una calidad tal que las creencias de muchos defensores de la VO sin duda se tambalearán. No sé si Lara nos leerá (hay muchos profesionales que nos leen desde la sombra, ¿verdad?), pero creo que merece saberlo: suyo es el nombre que firma el doblaje de EL REY LEÓN, y el de EL REY LEÓN es un doblaje perfecto.
Otro día escribiré sobre el de BUSCANDO A NEMO y ya tendré lista mi trilogía perfecta de doblajes Disney.
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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