Me he quedado helado. Creo que he alabado muchas veces aquí el talento y el carisma de este grande, uno de mis favoritos de los llamados actores secundarios. Una voz no peculiar, más bien única, capaz de imprimir ese nosequé tan divertidísimo a personajes absolutamente hastiados con espíritu de funcionario gris, como su inmortal (valga la redundancia) Muerte de Padre de Familia. Algunas de sus hieráticas sentencias aquí son oro puro, como aquel "¿has hecho este café con mierda?" o sus patéticas discusiones con su madre-muerte. De hecho, las pocas ocasiones allá por la etapa media de la serie en las que no fue Lara quien dobló a la Muerte sencillamente no eran lo mismo.
Luego está su Luke de las Chicas Gilmore. Un casting atípico y papel muy difícil en el que Lara se mostraba hosco, gruñón y por momentos estoico, pero también torpe, sencillo, tímido y bienintencionado. Luis Bajo reemplazó inexplicablemente a Lara durante la temporada 6 (Lara se mantuvo en voces de ambiente), pero no consiguió sublimar todo ese catálogo de caras contradictorias con el que Lara nos dio al mejor Luke español imaginable. Una lástima dado que era una temporada que mostraba nuevas facetas de Luke en los que me habría encantado oirle.
De Tony el Gordo no digo nada porque simplemente no se me ocurren las palabras que merece. Ninguna de las otras voces que ha tenido logran tan siquiera rozar la inconmensurable simbiosis de Lara con el capo de Springfield, esa ronquera amenazadora, ese acento, ese chapurreo tan convincente (que casi está más cerca de algo real que a un chapurreo de dibujos animados como el de Luigi), ese "E DÓNDE ESTÁ EL DINERO"... Sin exagerar, uno de mis doblajes de personaje favoritos de toda la historia de los Simpson, injustamente borrado del mapa una vez Ana María Simón se puso al timón de la serie.
Si hubiese que hablar de él como se habla de los actores de cine, deberíamos llamarle actor de carácter, como Buscemi, como Malden o tantos otros que difícilmente se olvidan a poco que prestes atención. Puede que no fuera tan identificable como un Claudio o un Langa, pero para los que ponemos el oido en estas cosas era difícil pasar por alto sus impagables trabajos y esa voz. ¡Esa voz! Hace muchos años dibujé más de un personaje para el que no era capaz de oir con una voz que no fuera la suya.
Le voy a echar mucho de menos.