"Ese señor" ha sido una de las figuras más importantes del doblaje español de todos los tiempos. Sin ser una de las voces clásicas más recordadas, ya que no dobló habitualmente a protagonistas, sus facetas de director y empresario, amén de su posterior labor como profesor de doblaje, le otorgan por méritos propios un lugar en la historia de nuestro doblaje. Como actor de imagen se le puede ver jovencísimo en un pequeño cameo en la película "Los últimos de Filipinas", de 1945. Poco después, hacia finales de los 40, empezó su andadura en el doblaje, en los estudios Sevilla Films, de la mano de Hugo Donarelli. En el año 53, formó junto a Francisco Sánchez, Víctor Orallo, Eduardo Calvo, etc, la coperativa Oro Films, primero en los estudios de Sevilla Films, pasando dos años después a los estudios Exa. Los años 54 a 59 fueron años de doblajes magistrales en esos estudios, y Salvador Arias, desempeñó una labor importante dirigiendo o co-dirigiendo algunos de ellos, junto a los hermanos Francisco y Daniel Sánchez y la gran Irene Guerrero de Luna. En 1959, se separó de su amigo Paco Sánchez y se marchó a Fono España, donde apenas un año después formaría los estudios Audio Films. A él se le atribuyen descubrimientos como los de Carlos Revilla, Juan Miguel Cuesta o Claudio Rodríguez, entre otros. En el año 1966, aprovechando sus habilidades empresariales fundó sus propios estudios, junto con el gerente de Mercurio. Estos estudios estaban emplazados en la céntrica calle madrileña de Vallehermoso y así se denominaron en un principio. Apenas 2 años después pasar a llamarse estudios Arcofon. Ahí prosiguió su labor de director hasta que a finales de 1973 vendió su parte y se alejó del doblaje durante casi una década. En los 80 volvería, en papeles secundarios en diversos estudios, destacando entre otros su papel de malo en la séptima temporada de Falcon Crest, el de Rosemont (Roscoe Lee Browne), dándole un toque cínico e inquietante. Tuve el honor de ser su alumno y siempre recordaré la energía que desbordaba, con más de 80 años. Y en sus clases de interpretación, cuando él subía al escenario a recitar, era imposible no quedar cautivado. Gracias y hasta siempre, Salvador.
_________________ montalvo
|