KJ escribió:
Tengo la sensación de que, teniendo en cuenta el tipo de gente que va al cielo, debe de ser un suplicio subir allí al final de tus días.
En fin, que para empezar no se ni comos e permite hacer una manifestación así contra un colectivo de gente por sus gustos sexuales... ah, no, que era en contra de la ley del matrimonio, si, claro. Pues bueno, yo quiero organizar una manifestación contra la Iglesia por... por... ¡por que las ostias no sigan siendo redondas! Que parece que dan galletas María en vez de ostias, que las hagan con forma de crucifijo o algo así, ala.
P.D: Por cierto, soy cristiano, pero... hace falta más Fé para creer en la Iglesia que para creer en Dios

Yo también soy creyente, aunque no practico. Anoche estuve viendo en mi DVD "LAS INVASIONES BÁRBARAS" de Denys Arcand, esa gran película quebecois que ganó el Óscar de Película Extranjera un año antes que "MAR ADENTRO", que os recomiendo (por cierto, un gran doblaje de Juan Perucho al protagonista, y otro gran trabajo de Lorenzo Beteta como su hijo). Ésta película sería el resumen de lo que puede haber en el Cielo: personas con sus diferentes maneras de ver la vida, pero si han sido buenas, seguro que Dios es bondadoso con todas ellas. Aunque sean de izquierdas, como el protagonista que nos ocupa.
Los personajes de la película, desde luego, eran más lúcidos que algunos/as que acudieron a la manifestación. Una de las enfermeras que atienden al protagonista en el Hospital, enfermo de cáncer terminal, es una monja, aunque vaya sin hábitos. Aunque él discuta acaloradamente con ella y le diga
"¡Es una infamia que Pío XI, sentado en su trono de oro, dejara que los nazis llevaran a Primo Leví a un campo de concentración nazi y no hiciera nada!", en el fondo le aprecia. Y casi le compadecía por que
"...Usted, cuando vaya al Cielo, tendrá que aguantar a su lado a Juan Pablo II y a la Madre Teresa de Calcuta; el primero, un polaco siniestro, y ella, una albanesa". Pero son formas de ver la vida, como digo. Los personajes eran, desde luego, mucho más tolerantes que los otros personajes (desgraciadamente reales) del Sábado.