Ayer vi... hmmmm... ¿qué será, será? ¡TOY STORY 3! ¿Me atreveré a decirlo o debería esperar a que se me pase la euforia absoluta? Si todo sigue como hasta ahora, diría que es la mejor de las tres. Hacía ya tiempo que Pixar no nos regalaba una película primordialmente humorística y de aventuras. Si os acordáis, WALL-E y UP cargaban las tintas en la parte más emotiva del relato, y aunque ambas me encantan, empezaba a echar de menos las motivaciones principalmente evasivas de otras como LOS INCREÍBLES o sin ir más lejos, las dos primeras TOY STORY, en las que el poso emocional existía pero no se superponía a lo demás. Esto sí que es un hecho: jamás me había reído tanto con un Pixar como con TOY STORY 3. Y en general, con pocas películas. Récord teniendo en cuenta que a los cinco minutos de empezar la película ya estaba mondándome, con toda la sala. La película es un no parar de chistes geniales, algunos pasadísimos de rosca, y no sólo eso: las situaciones en sí, el contexto de la guardería y la función de varios de los juguetes nuevos en la misma (tópicos reconocibles de cierto tipo de cine) son igualmente hilarantes, lo que resulta más meritorio. Ésta es la mayor virtud de la película, que no es ni mucho menos desdeñable frente al minimalismo de WALL-E, la complejidad de RATATOUILLE o la madurez emocional de UP, que son cosas que quedan como que más loables que la capacidad para hacer reir a destajo.
(Ni que decir tiene que algún spoiler cae a partir de aquí).
El guión está concebido más que en ninguna de las otras dos (sobre todo más que en la primera, que sigue siendo la más compleja) para que las situaciones trepidantes y el humor fluyan de la mejor forma posible, más que para producir la lágrima ésa de la que tanto se ha hablado en las críticas y los foros. El conflicto central no es más que la consecuencia natural del final de TOY STORY 2 (ahora es el momento de poner eso a prueba, Woody), por lo tanto, la saga queda bien cohesionada como un todo. El punto de partida es muy bueno, poderoso; indescriptible es la desazón que produce ver que sólo quedan unos cuantos juguetes, lo cual incluye una devastadora insinuación del trágico destino de Bopy, que no lo olvidemos, era la novia del protagonista. Pero pronto la acción y la comedia sustituye a la tragedia, permaneciendo vigente durante toda la trama, la más misteriosa e inquietante de las tres. El final constituye una estructura simétrica para toda la película, devolviéndonos a la tragedia del comienzo en una secuencia cargada de desesperanza, miedo y la emoción más intensa que he podido ver en una película del estudio.
Los personajes funcionan todos milagrosamente. Los antiguos están tan pletóricos como en la segunda (esto se refiere más a los secundarios, que en TOY STORY 2 tenían un papel insuperable), y algunos incluso ganan puntos, como Jessie, que en la segunda a veces podía ser un pelín plasta; y el señor Patata, simplemente porque aquí tiene una escena estrafalaria que supera cualquier cosa que haya hecho en las películas anteriores. Increíblemente, los doscientos mil personajes nuevos están perfectos, cada uno en su sitio y con su papel. A Lotso se le puede achacar el ser una reformulación del capataz Pete de la segunda, pero lo cierto es que supone una versión perfeccionada de éste, más perturbador, amenazante y efectivo. Y, ojo, se trata de un malvado con un pasado trágico que no por ello deja de ser un cruel asesino hasta el último minuto, cosa que creo que no he visto nunca en una película. Por alguna razón, no creí que me fuese a gustar el papel de Ken, ya que más allá de "novio para Barbie" (ergo función de chiste recurrente) no tenía muy claro qué iba a aportar a la película. Pero demonios, está PERFECTO como consigliere de Lotso y encargado del trabajo sucio. Exactamente, Ken, al igual que Lotso y los demás personajes nuevos, cumplen una función reconocible dentro de un subgénero igualmente reconocible, como ya he dicho antes. El bebé borracho es el gorila, los puños de la mafia; el teléfono (enorme) es el soplón vendido; Barbie se ve convertida en la chica del mafioso (aquí podría haberse dado al personaje muchísimo más juego, convertirla en una especie de Sharon Stone en CASINO)... Y ese mono vigilante. Dios santo, ESE MONO. Las mayores carcajadas me las sacó ese mono.
El final, tras un cierre de la acción intenso, emocionante, maravilloso; es ciertamente emotivo, sobre todo porque apela directamente a experiencias por las que todo espectador ha debido pasar (si ha tenido una infancia normal, vaya). No me pareció la llorera que me habían prometido en todas partes; de hecho casi da más ganas de llorar el momento en el que todos están al borde de la muerte, pero cumple con lo que busca. Y nos sentimos felices por esos juguetes que han conseguido lo que se merecían. El plano de todos ellos en los brazos de la niña Bonnie me resultó indescriptiblemente bonito, no por los "juguetes", sino... por los "personajes". Porque Woody, Buzz, Ham, Slinky, Rex, Jessie, el señor Patata... se lo merecen.
Esta tarde, o mañana, la situaré dentro del ranking Pixar, como hago todos los años. Pero el 9 alto se lo lleva.
Pd.: Ahorraos el 3D, sólo el corto del principio (gigantesco y experimental) lo merece.
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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