"Bendito aquél que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del Valle de la Oscuridad, porque él es el auténtico guardián de mis hermanos y el descubridor de los niños perdidos. Y os aseguro que vendré con gran venganza y furiosa cólera a castigar a aquéllos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos. ¡Y tú sabrás que mi nombre es House cuando caiga mi venganza sobre ti!"
Pobre del que vuelva a hablar mal de House...
El problema de House no es de la serie, sino de los que la vemos, que en la mayoría de los casos no tenemos ni idea de medicina. Pero alguien con unos mínimos conocimientos tiene que disfrutarla mucho más (y eso que muchas veces se ponen en plan divulgativo y sueltan trivialidades didácticas para profanos que están muy por debajo de su nivel). Pero aún así es una gozada ver la serie sólo por lo bien ligados que están los diálogos y por la complejidad de las peleas dialécticas que se traen los personajes. Bastante a menudo tengo que darle a la pausa y rebobinar un par de veces antes de entender las réplicas de una discusión acalorada (pierino, aprovecha, que te lo he puesto a huevo).
Las chicas Gilmore, por lo poquísimo que he visto -y si he visto poco es porque no consigo soportar más de dos minutos-, me recuerda un montón a una serie rara que se llamaba Providence y que me veía obligado a tragarme porque justo después daban Colombo. Lo curioso de esa serie es que no contaba nada. Pero no como Seinfeld, que contaba un "nada" de calidad. No, no... Estabas viendo un capítulo y se podía terminar en cualquier momento, porque todo lo que pasaba era igual de plano. Y como el horario de Colombo era poco predecible y Providence nunca daba señales de continuar o de terminar, tenía que estar ahí, con la tele puesta, para no perderme el principio. Pues con Las chicas Gilmore me parece estar reviviendo esa agonía.
Monk no está mal, pero viene a ser como un Colombo de pacotilla, no es ni mucho menos tan ambiciosa ni tan original.
Y de Héroes mejor que no diga nada porque se me va la lengua... junto con todo lo que he comido hoy.