Estos días he visto varias películas, entre ellas algunas con Alan Rickman (él es sin duda lo mejor tanto de Héroes fuera de órbita, que es muy divertida, como de la Guía del Autoestopista galáctico, que es bastante floja), pero voy a hablar de Bambi.
Creo que de las películas Disney de la era de Walt ésta puede ser la más infravalorada de todas, perteneciendo además a la "sub-era" más estúpidamente denigrada por los, ehr, expertos de internet. Ya sabes, ésos que no han visto Blancanieves desde los cuatro años pero que aún así tienen las pelotas de reducir a un amasijo cursi y misógino a una obra de arte que lanzó hacia el futuro a una forma de hacer cine que apenas estaba balbuceando aún. Sí que creo que Bambi puede ser la peor de esa primera tanda pre-guerra de cinco películas compuesta por Blancanieves, Pinocho, Fantasía, Dumbo y ésta, pero eso no es especialmente grave. Ver Bambi hoy día es desconcertante y asombroso porque muestra que hubo un día en el que alguien podía atreverse a producir una película de animación para, sin más, dibujar un retrato naturalista de la vida en el bosque. Sin trama propiamente dicha. Sin (casi) personajes cuyos rasgos se salgan del rol estricto que la naturaleza les ha dado. Sin villanos en el sentido tradicional del término. Sin romance, sino emparejamiento. Es una película en la que todo está orientado a mostrar la belleza o la dureza de la vida animal dependiendo del momento, sin apenas trucos. Y no es una película barata o vulgar, no, es una película que, una vez más en el caso de Disney, aspira a ir más lejos que cualquier otra antes y lanzar un poco más hacia adelante al arte de hacer animación. Y lo consigue. Técnicamente es espectacular. El uso de la cámara multiplano para mostrar un bosque frondoso en toda su vastedad e insondable profundidad va mucho más lejos que en Blancanieves o Pinocho, y la animación de los animales planta de nuevo una bandera en territorio virgen, esta vez la animación naturalista de animales por parte de un estudio acostumbrado a todo lo contrario, a los animales monos, personificados y que interpretan. No contento con esto, los animadores experimentan con el uso expresionista de la luz y el color en escenas determinadas, quizá dando a entender que no quieren olvidar del todo la senda de posibilidades que abrió Fantasía.
Como es natural, una película que gira en torno a a) el ciclo de la vida en el bosque y b) un niño que descubre el mundo, no es la más dinámica del mundo. Puede que se deba más a los monstruosos costes del formato que a una decisión voluntaria de Walt, pero la duración es muyyy ajustada, perfecta para evitar que el aburrimiento empiece a ganar el pulso. Y no es que no tenga sus defectos: una extraña elipsis tanto temporal como de tono que impide respirar a la escena de la muerte de la madre o algunas concesiones cartoonescas que no me molestan demasiado, pero que tampoco casan del todo con la ambientación realista. Pero son pocos. En una película de naturaleza tan inusual, hay cuestiones que calificar de fallos sería un error. Creo que a este respecto es crucial comprender que un protagonista con una personalidad apenas definida como es Bambi es lo que realmente funciona. Su rol es el de un niño que aprende a conocer el mundo que le rodea, en quizá el retrato más delicado que he visto en el cine de un proceso de descubrimiento al que nadie es ajeno. Una vez más, me maravillo ante la mera idea de poner en marcha una película con semejante tema.
Hay algo en el último plano de la película que no alcanzo a describir con palabras. Ver a Bambi alzándose orgulloso sobre el bosque desde una gran distancia tanto literal como emocional es algo que me hace sentir un respeto enorme por la película y por todas las decisiones que ha tomado hasta este momento. El que un día fue el adorable cervatillo al que seguimos en sus primeros contactos con las mariposas, la nieve y la muerte ahora es un líder de manada que no está presente durante el nacimiento de sus hijos, sino alzándose a lo lejos, muy lejos, como la silueta borrosa del rey del bosque. Es una barrera emocional desconcertante si no eres capaz de abstraerte de la naturaleza agresiva de "cine de personajes" con la que asociamos hoy día a la animación, pero algo sobrecogedor si comprendes la película. Porque el ciclo de la vida se ha cerrado, porque esa figura busca y distante, carente de vínculos emocionales, que fue su propio padre es precisamente en lo que Bambi se ha convertido. La belleza del momento no tiene nada que ver con la del nacimiento de sus hijos y el orgullo paternal. El nacimiento de sus hijos es sólo la confirmación de que el ciclo de la vida se ha cerrado una vez más, y es en el ser testigos de ese cierre donde reside la belleza del momento. No es una película de personajes, es una película sobre la naturaleza. Y nunca habrá otra como ésta.
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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