Pues eso: esta tarde he visto “28 días después”, y la impresión que me llevo del doblaje es desoladora: un trabajo monótono, vulgar, plagado de voces malas e intercambiables, sin una chispa de creatividad. Eso sí, todo, todo, muy profesional, supongo que se me dirá (si por profesionalidad entendemos que los actores sabían sincronizar y ninguno se atrancaba).
Me recordó la triste experiencia el año pasado con una película que pasó muy fugazmente por los cines, “Session 9”. Recuerdo que en determinado momento de la peli en que estaban hablando los cinco personajes cerré los ojos... y no había manera de identificar qué personaje en cuestión estaba hablando. Todas las voces parecían las mismas.
Pues bien, eso es lo que ocurre en este film de Danny Boyle. Resulta tétrico que cuando en una peli los protagonistas son encomendados a, digamos, los suplentes de los suplentes de las estrellas, los resultados sean espantosos. En una película normal suele haber dos, tres o cuatro voces que enmascaran un poco la función (que los secundarios barceloneses hoy día carezcan de personalidad o que alguno de los protagonistas no esté a la altura de los demás). Pero cuando ni siquiera pasa eso...
Por concretar:
1) EDUARD FARELO, (el joven), sinceramente, no puede hacer papeles protagonistas (yo creo que tampoco secundarios, pero bueno...). Yo descubrí la “existencia” de Farelo cuando dobló a Edward Burns en “Salvar al soldado Ryan”, pero entre la grisura general de ese doblaje, tampoco desentonaba gravemente. Pero luego destrozó a Colin Firth en “El diario de Bridget Jones”, y desde entonces temo tropezármelo en cualquier película. No resolvió mal su cometido de Gollum tan alabado, pero es que no siempre va a hacer de Gollum.
2) RICKY COELLO (el teniente). Por Dios, este hombre no interpreta, recita... Al principio creí que era Gustems (lo cual no es un elogio). Su personaje demandaba una voz capaz de darle la turbiedad que tiene el personaje (por ejemplo, un Bernal o un Mario Gas).
3) Las voces femeninas, muy mal. De VICTORIA PAGÉS no recuerdo ningún otro trabajo, por lo que es justo no cebarse en espera de otras oportunidades. De momento, mal. Y NURIA TRIFOL, lamento decir que (pese a las alabanzas que suele recibir en el foro: incluso a mí, en algunas películas de dibujos animados, no me ha desagradado) está monocorde en todo momento. Su personaje requería una voz delicada, sensible, una Mar Bordallo por ejemplo.
4) SECUNDARIOS. En otros tiempos, el doblaje tenía la ventaja de que, cuando la película estaba plagada de actores desconocidos, rápidamente los identificabas por la voz del doblaje. En esta película sale un pelotón de soldados y todos parecen el mismo (menos Antonio Lara, claro).
5) Los que se salvan: ARSENIO CORSELLAS, claro. Pero es que además deja en ridículo a sus compañeros. Corsellas llegó a trabajar con Ovies y es un superviviente de la época gloriosa. Por mucho que estime o respete a sus actuales compañeros de trabajo, él mismo tiene que apreciar mejor que nadie la sima que hay entre aquellos films de los 50 a los 70 y éstos. Y ANTONIO LARA, pero él tiene el delito de ser el director del doblaje. Eso sí, es una pena que Lara (una voz estupenda, aunque se la mencione muy poco en este foro) cada día sea relegado (o se relegue él mismo) a secundarios sin relieve.
¿Quién es el culpable del desaguisado? Antonio Lara, en la ficha, aparece como director del doblaje. ¿Eligió él mismo el reparto o le fue impuesto? Si lo eligió él mismo, ¿qué criterios utilizó? ¿O acaso cuando hizo la convocatoria los buenos estaban ocupados en otros trabajos y tuvo que conformarse con lo que había libre? De ser así, es una estafa. Porque con los distribuidores, por las razones que sea, dando el 90% de los estrenos a Barcelona, esto ocurrirá así un porrón de veces.
¿Hacia dónde va este doblaje actual sin ninguna personalidad? Francamente, cada vez me convenzo de que hoy día no hace falta nada especial para entrar en este mundo: no atrancarse hablando y aprender rápido a sincronizar bien (si tienes algún contacto familiar dentro, mejor, en el sentido de que tienes más fácil que te den la oportunidad). Porque una vez dentro, es como si fueras funcionario: te quedas para siempre. Trabajarás más o menos, con papeles importantes o secundarios, pero dentro. Hay tanto trabajo que se necesitan muchísimas voces para mantener todas las películas cubiertas.
En la época dorada de Barcelona (lo hemos visto con la serie GRANDES GENIOS DEL DOBLAJE), las voces que cubrían todo el trabajo eran muy pocas: poco más de una docena masculina y media docena o poco más femenina. Al no necesitarse a muchos, los que llegaban eran los mejores (timbres personales, magníficas dotes interpretivas). Y lo eran, entre otras cosas, porque se habían preparado del mejor modo posible: educando la voz en la tradición de la radio o del teatro. Sin necesidad de escuelas ni cursillos (el talento se tiene o no se tiene; en todo caso, se perfecciona).
Hoy día hay tropecientas voces. De ellas, sigue habiendo una veintena con personalidad. El resto, carece de ella. Pero al haber tanto que doblar, esas veinte tienen que repartirse y rara vez coinciden más de tres o cuatro. Incluso, otra diferencia con la época dorada. Ninguna de las voces de entonces es discutida hoy por nadie (o casi nadie). Unos tendremos unos favoritos, pero ninguna voz chirriaba. Hoy día, ni siquiera hay unanimidad sobre el talento de los llamados «grandes».
La verdad, cada vez me apetece menos ir a ver una película doblada en su estreno. Llegará un día en que espere a que la película salga en DVD para escuchar la versión original. Y es una lástima, porque soy un incondicional del doblaje. Pero estoy harto de la falta de personalidad, del trabajo hecho deprisa y corriendo, de tanta voz que recita en vez de interpretar.
Espero que nadie se ofenda con mis razonamientos, por apocalípticos que parezcan a algunos (a lo mejor se me ha pegado, precisamente, de “28 días después”... donde el mundo queda medio destruido), pero es que lo que parecía una decadencia se está convirtiendo ya en decrepitud... En algún momento tendrá que llegar la reacción (y espero que por parte de los profesionales), porque si no, el doblaje quedará reducido a una profesión no artística sino mecánica. Y ese día, este foro, por ejemplo, carecerá de sentido.
Un saludo,
DANVERS
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