He leído hoy en
El Periódico una carta de un lector que comentaba lo mismo que tú, que utilizaba casi las mismas palabras que tú y que, curiosamente, se llamaba igual que tú.

No te quejarás, ¿eh?, que te la han puesto bien grande.
Estoy de acuerdo con muchas de las cosas que dices, especialmente con lo de la tenacidad. Se puede admirar o no admirar al Papa, se puede creer o no creer en él, pero lo que hay que reconocer es que el hombre, tuviera las convicciones que tuviera (no creo que podamos aspirar a más que a actuar según lo que pensamos), ha estado allí hasta el final, y eso dice mucho de él.
Sólo comentar una cosilla sobre lo del famoso camello que pasa por el ojo de la aguja. Parece ser que la frase, que ya de por sí es curiosa, es fruto de una mala traducción del vocablo griego antiguo
kámilos (cuerda o maroma de barco) por
kámelos (camello). Los pescadores, a quienes iba dirigida la parábola, tenían claro que una cuerda gruesa no puede pasar por el ojo de una aguja, por lo que hablar de camellos no habría hecho más que confundirlos, igual que a todos los que la hemos oído tantas veces. Yo por lo menos siempre me había preguntado qué diantres tendrán que ver los camellos con la costura.
Un saludo!
