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He preferido esperar unos días para opinar de verdad sobre la polémica del Estatut catalán, ya que desde un lado y el otro se estaba sacando todo de quicio hasta convertir el asunto en una película de Federico Fellini, que si lo ambientásemos todo con la marcha circense compuesta por el genial Nino Rota para la película \"Ocho y medio\" del cineasta italiano, quedaría perfecta. Y más aun cuando hace pocos días descubro en \"El Periódico de Catalunya\" una foto increíble que demuestra a qué nivel más bajo ha llegado la política en España: cuando la presentación de la película \"Torrente 3, el protector\", veo en la foto al mismísimo Mariano Rajoy, sí, el líder de la oposición, el \"defensor de la unidad de España amenazada por los separatistas\", al lado de Santiago Segura, director y protagonista de la película, y rodeado de despampanantes azafatas de una conocida revista masculina especializada en reportajes de mujeres ligeras de ropa. Vamos, parece sacada la foto de una película de Mariano Ozores. Y lo peor es el gesto de Rajoy en la foto, una sonrisa a lo Forrest Gump absolutamente inefable. ¿Se acuerdan de cuando el PP utilizaba a películas como \"Torrente\" como el caballo de batalla para cuestionar el sistema de subvenciones al cine español, de cuando más de uno decía que \"con mi dinero no me gusta que subvencionen éste tipo de películas\"? Por eso resulta incoherente ver a Rajoy en una película así, que en el fondo ridiculiza a la derecha que él representa. ¿No será que echa de menos la época de cuando era Ministro de Cultura y le veíamos apoyando a películas como \"El abuelo\" de José Luis Garci acudiendo él mismo a la gala de los Óscars de Hollywood, al Dorothy Chandler Pavillion? Yo le hubiera hecho más en la presentación de la última de Garci, cineasta cuyo estilo gusta a los del PP más que el de Almodóvar ó Amenábar. Pero como \"Ninette\", por muy basada que esté en obras de Miguel Mihura, tiene como protagonista a una francesa que tiene muy poco de española, que aunque resida en Murcia se sigue comportando como si aun viviera en París, que si la dejan convierte a la capital murciana en una sucursal de los Champs Elysées (y \"Torrente\", para ellos, debe defender los valores españoles que tanto gustan al PP), no les debe haber atraído mucho para hacerse la foto. Una foto inoportuna en éste momento, pues las lecciones morales que nos quiere dar Rajoy, sobre todo en lo del patriotismo, se quedan difuminadas, como una broma de mal gusto. Que si quiere ofrecernos a Torrente como los valores alternativos a lo que según ellos ofrece el Estatut catalán, unos valores más españoles y más \"decentes\", mejor emigrar a otro país más serio. Yo no soy nacionalista, el Estatut tiene puntos que no valen, pero que como cualquier Ley se pueden cambiar. Y ello tiene que ser con diálogo, no con crispación y peleas chulescas. En el PP sólo Josep Piqué lo ha intentado, aunque desde Madrid se la tienen jurada: querrían destituírle para poner a otro que sí lo haga. Carod-Rovira no me cayó nunca bien, pero van a conseguir que así sea.
Joan Barril denunciaba en sus artículos que \"...La tragedia catalana consiste en que todo lo que llegue de aquí va a ser ninguneado y a duras penas leído. Si los catalanes, en vez del Estatut, hubiesen mandado a Madrid una carta a los Reyes Magos, también habría sido rechazada sin siquiera abrirla. Los únicos papeles catalanes que interesan a los opinadores de la España eterna son los décimos de la lotería que cada año salen de 'La bruixa d'or' de Sort\". Es decir, que sólo por la cosa monetaria. Y yo añadiría que también si Catalunya aporta programas televisivos como los de Buenafuente, \"Crónicas marcianas\", \"TNT\" y comedias ligeras de La Cubana. Es decir, si son cosas más \"profundas\" tipo Woody Allen, no interesa. Desde que estalló éste circo político, he decidido mirar más lo cultural, pues en eso Barcelona es indudable que aporta mucha.Y leí que precisamente Allen tiene decidido el título de su posible película desarrollada en Barcelona: \"Midnight in Barcelona\" (Medianoche en Barcelona), cuyas negociaciones están muy avanzadas. Eso es lo que hace falta, pensar en gente inteligente y no en el circo felliniano en que se ha convertido la política española.
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