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El viernes vi Torrente 3 y me decepcionó mucho, tanto que me pareció un soberano bodrio. Las dos anteriores tenían su gracia y las disfruté, pero esta tercera parte S Segura parece que la haya hecho por obligación, sin ganas. Sólo hay que ver los pocos kilos que ha engordado.
Torrente I y II tenían básicamente un guión que giraba alrededor de la figura de su carismático y más orondo protagonista, pero en ésta el rollo de meter amiguetes con calzador -Latre, J Gutierrez, el de Cruz y raya- convierten a Torrente en casi un secundario, se ha pasado. Chorradas como la aparición de F Torres resultan patéticas y gratuitas, más cercanas a una película spoof que al tipico cameo torrentiano. Por no hablar de lo de la cabra, la poca gracia del epílogo con Bush o la desidia con que se justificar la reaparición de Jaime Barnatán.
¿Qué fue de aquella idea de llevar a Torrente a Nueva York? Seguro que habría sido más divertido que esto. La película tiene un guión muy poco inspirado -le sobra sal gruesa y chistes fáciles-, adolece de falta de ritmo y no hay ninguna frase o gag que vaya a pasar a la posteridad, quizá sólo cuando Torrente dice ¡morosss! en el avión. Por cierto, SPOILER
el gag de estrellarlo contra las Torres Kio me pareció de muy mal gusto, no estrictamente torrentiano.
Pero Segura tiene preparada su excusa para el fracaso: como ya dijo que la piratería va a hacer disminuir el número de espectadores respecto a la dos, ya ha adelantado que no va a rodar la cuarta, cuando lo cierto es que la fórmula ya se ha agotado. Hasta las risas de los mascachapas que me rodeaban sonaban forzadas.
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