Durante esta década, la gran mayoría de películas importantes dobladas en Madrid, se grabaron en los estudios Fono España, regentados por Hugo Donarelli, director comercial. De la misma manera que las películas de la Metro se doblaban casi siempre en los estudios Metro de Barcelona, las películas de la Fox iban a parar a Fono España, probablemente debido a las dotes de convicción y de gestión del directivo italiano, un auténtico “relaciones públicas”.
La directora artística más habitual de esos estudios fue en aquella época, Irene Guerrero de Luna, voz que hoy recordamos como la de Marlene Dietrich. Probablemente fue debido a su dominio del inglés, francés e italiano, que la convertía así mismo en traductora de las películas que llegaban en esos idiomas.
En aquellos estudios se iniciaron voces tan famosas posteriormente como Félix Acaso, Francisco Sánchez ( por entonces voz habitual de Thomas Mitchell ), Teófilo Martínez o Manuel de Juan.
Pero las máximas estrellas en aquella época, los primeros actores, eran Víctor Orallo, Enrique Pelayo, Mercedes Mireya, Carmen Morando, que provenía de la Metro y la propia Irene Guerrero de Luna.
El mítico Víctor Orallo, con su voz peculiar, algo afectada y su increíble manera de pegarse al actor de imagen, fue la voz de innumerables galanes y actores de carácter, como Gregory Peck, James Stewart, Ray Milland, Fred MacMurray, Bing Crosby, etc. Son especialmente destacables sus doblajes en Las llaves del reino o Qué bello es vivir. El primero tuve el placer de visionarlo y es memorable. El segundo, por referencias, marcó un antes y un después en la aceptación del doblaje en España.
Enrique Pelayo, por su parte, con un estilo fresco y desenfadado, solía ponerle voz al galán de moda de la Fox, Tyrone Power.
Mercedes Mireya, auténtica estrella, era la voz de casi todas las primeras actrices en aquella época. Su voz era tremendamente dúctil y lo mismo doblaba mujeres dulces que temperamentales. Sus mejores trabajos de aquella década, según declaraba ella misma en una entrevista, fueron la Joan Fontaine de Rebeca y Sospecha, la Donna Reed de Qué bello es vivir, la Barbara Stanwyck de Perdición y sobre todo la Merle Oberon de Cumbres borrascosas.
Carmen Morando, con su voz dulce, solía doblar papeles de mujer buena, como los interpretados por Jeannette MacDonald, Myrna Loy, Norma Shearer o Jennifer Jones. Al parecer gozó de gran estima su doblaje a Jennifer Jones en La canción de Bernadette.
Irene Guerrero de Luna, con una voz más barroca que las anteriormente citadas, era la voz ideal para actrices temperamentales como Marlene Dietrich o Claudette Colbert (su predilecta). Destacan así mismo sus doblajes a la mítica Bette Davis, de quien era voz fija, en La loba o La solterona.
El resto del equipo lo componían el inolvidable Juan León Córdoba, insuperable para actores peculiares o con acento y voz habitual de Clifton Webb o Barry Fitzgerald, Teófilo Palou, Rafael Calvo Revilla, Paz Robles o Ana Díaz Plana.
Lamentablemente no quedan prácticamente doblajes de aquella época ( por referencias la mayoría artísticamente inigualables ), debido a los sistemáticos redoblajes que la Fox hizo de sus películas en los 70 y 80. Se puede no obstante disfrutar aún del de “Siguiendo mi camino” en los canales de pago ( no así en el DVD ) y el de Las llaves del reino, en la filmoteca de Madrid. Insuficiente!!!
Para una mayor amplitud de datos, consultad la base de datos, bajo el nombre de Fono España-Hugo Donarelli.
En aquellos años se iniciaron también los míticos estudios Chamartín, aunque allí se doblaban películas de menor repercusión, distribuidas en España por casas más pequeñas. Aún se puede hoy disfrutar de uno de aquellos doblajes, el de César y Cleopatra, donde aparece un joven Acaso doblando a Stewart Granger, amén de los dos protagonistas, Manuel Gómez (Claude Rains) y una jovencísima y excelsa Dolores Cervantes (Vivien Leigh).
Gómez y Cervantes eran a Chamartín lo que Orallo y Mireya a Fono España, sus primeras filas.
Manuel Gómez tenía una voz cantarina, parecida a la de Orallo, aunque a mi entender más limitado en sus interpretaciones.
Lola Cervantes, por lo menos en su primera etapa, fue una de las mejores actrices que ha dado este país, equiparable a la mismísima Elsa Fábregas. El doblaje mencionado de César y Cleopatra es de antología, recorriendo todo tipo de estilos interpretativos: inocente e infantil al principio para tornarse en caprichosa y letal hacia el final.
También doblaban en esos estudios Francisco Sánchez, Manuel de Juan, Jacinto San Emeterio o un principiante Eduardo Calvo.
Un abrazo.
_________________ montalvo
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