Pues dice cosas bien argumentadas sobre la iglesia católica, tales como la manera en que se fundó, y el paganismo que hay detrás de la navidad (y cito del libro):
—Yo creía que Constantino era cristiano —intervino Sophie.
—Sólo un poquito —soltó Teabing burlón—. Fue pagano toda su vida y lo bautizaron en su lecho de muerte, cuando ya estaba demasiado débil como para oponerse. En tiempos de Constantino, la religión oficial de Roma era el culto al Sol, al Sol Invictus, el Sol invencible, y Constantino era el sumo sacerdote. Por desgracia para él, en Roma había cada vez más tensiones religiosas. Tres siglos después de la crucifixión de Jesús, sus seguidores se habían multiplicado de manera exponencial. Los cristianos y los paganos habían empezado a guerrear, y el conflicto llegó a tal extremo que amenazaba con partir el imperio en dos. Constantino decidió que había que hacer algo. En el año 325 decidió unificar Roma bajo una sola religión: la cristiandad.
Sophie le miró sorprendida.
—¿Y por qué tenía que escoger un emperador pagano el cristianismo como religión oficial?
—Constantino era muy buen empresario. Veía que el cristianismo estaba en expansión y, simplemente, apostó por un caballo ganador. Los historiadores siguen maravillándose de su capacidad para convertir a la nueva religión a unos paganos adoradores del sol. Con la incorporación de símbolos paganos, fechas y rituales a la creciente tradición cristiana, creó una especie de religión híbrida que pudiera ser aceptada por las dos partes.
—Transformación mágica —dijo Langdon— Los vestigios de la religión pagana en la simbología cristiana son innegables. Los discos solares de los egipcios se convirtieron en las coronillas de los santos católicos. Los pictogramas de Isis amamantando a su hijo Horus, concebido de manera milagrosa, fueron el modelo de nuestras modemás imágenes de la Virgen María amamantando al niño Jesús. Y prácticamente todos los elementos del ritual católico, la mitra, el altar, la doxología y la comunión, el acto de «comerse a Dios», se tomaron de ritos mistéricos de anteriores religiones paganas,
—Los simbologistas no acabarían nunca de estudiar la iconografía cristiana. Nada en el cristianismo es original. El dios precristiano Mitras, llamado «hijo de Dios y Luz del Mundo», nació el veinticinco de diciembre, fue enterrado en una tumba excavada en la roca y resucitó al tercer día. Por cierto, el veinticinco de diciembre también es el cumpleaños de Osiris, de Adonis y de Dionisos. Al recién nacido Krishna le regalaron oro, incienso y mirra. Hasta el semanal día del Señor de los cristianos es una idea que tomaron prestada de los paganos.
—¿Cómo es eso?
—Originalmente —apuntó Langdon—, los cristianos respetaban el sabath de los judíos, el sábado, pero Constantino lo modificó para que coincidiera con el día de veneración pagana al sol. —Se detuvo un instante, sonriendo—.
Hasta nuestros días, la mayoría de feligreses acude a la iglesia los domingos sin saber que están allí para rendir su tributo semanal al dios pagano del sol.
Y esto que dice aquí es bien cierto. En lo que sí estoy de acuerdo contigo en que tiene mucho de ficción este libro es con cosas como que Leonardo Da Vinci pintara en la cena a Jesús al lado de María Magdalena y estuvieran celebrando su boda y ya el libro lo pone como si Da Vinci tuviera la verdad absoluta sobre eso. Y eso simplemente es una obra que hizo Leonardo y nada más.
Tampoco me creo lo del Santo Grial, y por supuesto mucho menos que el abuelo de Sophie fuera un cristiano puro, ya que los cristianos bíblicos no hacen esos ritos como los que cita que hacía el abuelo, y también otras cosas más en las que no estoy de acuerdo... pero bueno, quitando todo eso, no deja de ser un libro interesante, ameno, con acción y divertido
