Durante muchos años, hasta que conseguí averiguar su nombre, fue la voz de Ashley Wilkes en \"Lo que el viento se llevó\". En alguno de los múltiples artículos que existen sobre esta película, leí que el novelista F. Scott Fitzgerald fue uno de los colaboradores anónimos de su guión, y que de su trabajo sólo permaneció una frase en el libreto definitivo. Se trata de una escena en Atlanta: Ashley ha regresado del frente en un permiso. Escarlata lo aborda en las escaleras de su casa, tratando una vez más de demostrarle cuánto le ama, pero Ashley, destrozado por el combate, la mira con rostro cansado y evoca lo duro que lo están pasando en esa guerra que nada tiene que ver con los sueños caballerescos de los jóvenes del sur, haciéndolo mediante la frase escrita por Fitzgerald: \"Hay nieve en Virginia y los nuestros están descalzos\". Muchas veces he querido pensar que Fitzgerald, en realidad, la escribió para que Víctor Ramírez pudiera pronunciarla con su inimitable voz atiplada, dándole un registro a la vez digno y cansado, nunca quejumbroso, mejorando sobradamente la interpretación algo rígida de Leslie Howard. Es un momento magnífico de doblaje, y es una lástima que su protagonista apenas sea recordado hoy día.
Víctor Ramírez fue miembro eminente de aquel gran conjunto de voces que José María Ovies reunió en los Estudios Metro de Barcelona a mediados de los cuarenta. Norma no escrita de Ovies a la hora de elegir aquellos talentos creo que debió ser que cada uno de ellos tuviera una voz muy personal, completamente distinta de la de sus compañeros, puesto que muy pocos actores habían de repartirse todas las películas estrenadas por el estudio del león en nuestro país. Compárense si no: Rafael Luis Calvo, Rafael Navarro, Ramón Martori, el propio Ovies...
La voz de Ramírez era ciertamente muy peculiar, algo atiplada, como he dicho (pero nunca engolada, pese a que en estos tiempos de interpretación susurrante pueda parecerlo), algo nasal (muchas grandes voces nasales ha dado nuestro doblaje: Camilo García, por ejemplo, en la actualidad), capaz de muy diversos registros. Podía ser triste y desengañada (Van Heflin en \"Los tres mosqueteros\", donde Ramírez pronunciaba otra de las grandes frases de su carrera, hacia el final, cuando los mosqueteros van a ejecutar a Milady, ésta pide clemencia y Ramírez/Heflin responde: \"No podemos... NO NOS ATREVEMOS\"), marrullera y traicionera (el tahúr de \"La jungla de asfalto\"), cínica (Mel Ferrer en \"Scaramouche\")... siempre, repito, intensamente personal.
En los estudios Metro participó en múltiples doblajes inolvidables. Particularmente podemos recordarle como la voz de Gene Kelly en sus dos mejores películas, \"Un americano en París\" y \"Cantando bajo la lluvia\" (primer doblaje). Mi predilecto es el doblaje del villano Mel Ferrer en \"Scaramouche\", donde un actor que nunca me ha gustado especialmente parecía maravilloso. Interpretando a Noel de Maynes, Ramírez supo ser al mismo tiempo cínico y caballeresco, jovial y tenebroso (esa escena en que interpreta a su manera el lema revolucionario \"Igualdad, Libertad, Fraternidad\" ante el futuro Scaramouche haciendo orgulloso hincapié en la superioridad de cualquier aristócrata ante un hijo del arroyo...).
A mediados de los 50 marchó a Madrid y allí, quizá porque la edad cascó un tanto su voz, perdió categoría estelar y ya no dobló a más protagonistas, ni siquiera secundarios importantes. Se convirtió en una voz reconocible en muchas películas, pero frecuentemente en papeles muy episódicos, a veces repitiendo más de una intervención en la misma cinta, lo cual ya es síntoma de ser muy secundario. Aun así siguió dando muestras excelentes de su talento. De esa etapa me quedo en especial con su participación en \"Centauros del desierto\", doblando al loco Mose Harper (Hank Worden), siempre pidiendo su mecedora. El tono alucinado que Ramírez supo unir a la mirada ya de por sí medio demente del actor fue extraordinario.
En la base de datos de esta web figuran trabajos suyos hasta mediados de los 70. Ignoro si por entonces falleció o se retiró en sus últimos años. De cualquier modo, quede en la memoria su figura.
P.D.: Por supuesto, un saludo para Montalvo y su estupenda serie sobre las voces clásicas del doblaje, que me han animado a colaborar con esta entrada.
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