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María Antonia Rodríguez es de esas voces que no dejan indiferente a nadie que se jacte de amar el buen doblaje. O, por decirlo de otro modo, que es una actriz soberbia y extraordinaria. Ocurre, muy a menudo, más a menudo de lo que muchos amantes del doblaje sospechan, que las más interesantes y anónimas voces del cine no son, precisamente, las más hermosas. Hay voces mal timbradas o de pobre resonancia que, gracias a un dominio prodigioso de la técnica interpretativa, nos resultan asombrosamente cautivadoras.
No es éste el caso, en absoluto. María Antonia tiene una voz tan cálida, sugerente y dramática que podría encajar en cualquier actriz original de peso que ostente una edad, me atrevería a decir, de entre 35 y 55 años. De haber residido en Barcelona, María Antonia formaría parte hoy de ese privilegiado grupo de voces compuesto por Mediavilla, Hernández, Sola, García Valero, Marta Tamarit y Montalá. De hecho, forma parte de él, pero no con la asiduidad que un servidor desearía.

Quiero destacar un trabajo excelente de ella, como muestra, por encima de sus doblajes de Ashley Judd, de quien ya es su voz indiscutible. Un trabajo de ésos en que me sentí tan conmovido que, irracionalmente, sólo pude sentir envidia. Envidia porque pensé que yo, por mucho que pactara con el diablo, jamás podría dar tanto en una interpretación y de forma tan sensible y convincente como lo había hecho ella: su doblaje de Julianne Moore en MAGNOLIA.

Es una de las voces más apasionadas y fascinantes que tenemos.

Sí, como Ashley Judd y con otras ( Stephanie Zimbalist en Remington Steele ) lo BORDA pero por favor...A KIM BASINGER, QUE NO LA TOQUE, NOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Mi querido montalvo:

Mucho me cuidé de no mencionar sus doblajes de Kim, en especial el de L. A. CONFIDENTIAL, donde, disculpa mi atrevimiento, María Antonia estaba magnífica. Y lo hice por ti, porque conozco tu devoción por esa simbiosis SOLÁ/BASINGER.

Pero ya que has descubierto tus temores, te diré algo: el día en que María Luisa se canse de todos nosotros, de aguantar nuestras críticas, de soportar tanto elogio pastoso y de sufrir tantas horas de pie frente al atril; el día en que María Luisa diga \"hasta aquí he llegado y ahora me tomo unas vacaciones indefinidas porque me da la gana\", que bien se las merece (ojalá no llegara nunca ese día, ojalá, pero sabemos que llegará, montalvo), ¿qué ocurrirá? ¿Quién tomará el testigo de Basinger?

Francamente, no puedo pensar en nadie más apropiado que María Antonia. Y ¿sabes qué? Basinger todavía no ha hecho su mejor interpretación. Tiene muchas cosas que mostrar, todavía. Cuando ha dispuesto de un buen papel y de una dirección notable, nos ha sorprendido. Que no nos defrauden los \"responsables\" con una asignación desafortunada, por favor.