Las cosas como son: si hubieran dicho que se trataba de un "guiño" al doblaje censurado de los años noventa —en general, no por el matiz que nos concierne—, para algunos, habría colado.
Volviendo a la parte de traducción y demás vigilantes:
— Tras tres o cuatro amagos de
bombas de humo —o, más bien, de
Kemuridamas 
—, a la hora de la verdad, no ofrecen ningún tipo de explicación.
— Ese falso misticismo ya se vivió con el caso de Gavira, con ciertas sustituciones en "Kai" y con los guiones-base empleados (inglés como lengua puente y distintas fuentes).
De ahí que, a estas alturas, no sepamos qué creer, pues otras "versiones oficiales" jamás cuadraron.
También son dados a sobredimensionarlo todo: en los análisis, no se sobrepasó —valga el prefijo redundante— ningún límite (solo faltaría). Al fin y al cabo, los que se organizan y tratan de presionar son ellos; por aquí, solo se comenta cada detalle.