Vista ya. Enumeremos primero los puntos positivos: 1)Que eluda el moralismo. Era tentador en una historia como esta caer en el sermoneo facilón, pero no, la historia simplemente se nos narra y se deja que el espectador saque sus conclusiones. 2)Que eluda el sensacionalismo y el morbo (Ley y Orden UVE, te estoy mirando a ti). Modélica en ese sentido es la escena en la que la policía le ordena al chaval protagonista que se despelote para ver si tiene heridas corporales. No se nos muestra absolutamente nada, la escena se nos narra a través del diálogo y las miradas del padre, pero puedes sentir la incomodidad de todos. La violencia es mínima y a menudo fuera de campo o simplemente sugerida. No se nos presenta una familia llena de horrores ni se pinta al padre como un monstruo alcohólico que maltrata a la mujer (y mira que no había que ir muy lejos para inspirarse, véase el estremecedor caso de los niños asesinos de Liverpool), simplemente se nos muestra una familia imperfecta y un padre imperfecto pero que es un tipo decente y trabajador que ama a su hijo incluso si claramente no sabe cómo tratarle. 3)La puesta en escena, incluso si a veces se regodea en el virtuosismo técnico. Espero y deseo que sirva para que al director de fotografía Matthew Lewis le empiecen a llover proyectos. Si bien el uso del plano secuencia no siempre funciona y tiene como consecuencia demasiados planos de espaldas y de gente moviéndose de un lado para otro, cuando sí funciona logra que sintamos que estamos acompañando a los personajes. 4)El retrato del niño (porque eso es lo que es, es un niño) protagonista. Era tentador (me remito al punto 2) presentarlo como una especie de monstruo, pero no, está retratado con una sutileza y una complejidad preciosas. Es un chaval desorientado, inseguro, con una autoestima bajísima, que idolatra a su padre pero que no conecta con él y con problemas emocionales que no sabe manejar, y como consecuencia es presa fácil de la manipulación. Modélico el modo en que está retratada la relación con su padre. El padre es un obrero, cuyos intereses no van más allá de la cerveza en el pub con los amigos y del partido de fútbol, mientras que el hijo no tiene interés por los deportes y en cambio tiene intereses artísticos, los cuales el padre, aunque admira, no sabe cómo manejar o promover. Y esto, unido a que el padre intenta que el hijo se interese por los deportes, y cuando este fracasa, no sabe animarle o apoyarle, crea una desconexión entre ellos que las redes sociales llenan. La lección a extraer no es "las redes sociales son malas" (no lo son, pero la gente que te encuentras en ellas a menudo sí lo es, y un niño como este, desorientado e inseguro, carece de las herramientas necesarias para verlo). La lección que yo veo es "el amor no es suficiente". No basta amar a tus hijos, hace falta algo más. Hace falta ser una referencia para ellos, ser un modelo de conducta, ser un apoyo, y en esto el padre fracasa (incluso si, insisto, ama a su hijo con todo su corazón). De hecho, creo que si la serie se hubiera limitado a ser la historia del niño y su padre, habría sido una obra maestra (volveré sobre ello más adelante). Creo que si los productores hubieran sabido la joya que estaban fichando al llamar al joven Owen Cooper, lo habrían hecho así, así que no vamos a culparle por ello. 5)Y sí, el debutante Owen Cooper. Simplemente no tengo palabras para describir lo que hace. La escena del diálogo con la psicóloga es de esas que no te las quitas de la cabeza por más que lo intentes y te dan deseos de verlas una y otra vez. ¡Y fue la primera que rodó! El modo en que en esa escena va saltando de la inocencia a la chulería, de la chulería a la inseguridad, de la inseguridad a la vergüenza, de la vergüenza a la ira, de la ira a la tristeza y de la tristeza al terror extremo es ... bueno, hay que verlo para creerlo. Y además, en sus entrevistas ha mostrado una simpatía y una profesionalidad que dejan en ridículo a actores "maduros" (Te estoy mirando a ti, Rachel Zegler). Tan bien lo hace que cuando en esa escena estalla finalmente yo internamente me puse de su parte (y cuando empieza a suplicarle a la psicóloga que no se vaya sentía ganas de meterme en la escena y darle un abrazo). Pero el primer capítulo tampoco se queda atrás. Transmite perfectamente el terror extremo que su personaje siente. Lástima que no aparezca en todos los capítulos, cuando no está en escena la trama pierde mucho interés.
Y ahora vamos con lo negativo. En esencia, lo que más le critico es que a la hora de la verdad, pone pocas cosas en tela de juicio. Habla de la labor de la policía, del sistema educativo, del sistema penal, insinúa, pero no se atreve a meter la cuchilla hasta el fondo, y esto es de lamentar, porque si se hubiera atrevido, esta historia contenía explosivos de alta densidad que realmente hubieran removido muchas, MUCHAS conciencias sobre el pésimo estado de una sociedad británica en la que las instituciones no cumplen para nada su misión y están podridas muy adentro. Se amaga (véase el trato que la policía le da al niño protagonista, el retrato que se hace de unos profesores que simplemente no pueden con sus alumnos, el funcionario de prisiones al que le da todo igual, la psicóloga que le hace al niño protagonista preguntas explícitamente sexuales que bordean el abuso sexual) pero no se llega a golpear. El mensaje podría haber sido "esta sociedad le ha fallado al niño protagonista" (porque aquí todos fallan, ni uno solo es capaz de darle al joven Jamie Miller lo que necesita) pero no se atreven a llegar hasta el final. Lástima, porque esta serie tenía madera para ser una gran obra y finalmente no lo es. Aunque tenga muchas, muchas cosas buenas.
_________________ "El arte de la guerra se apoya sobre el siguiente principio inmoral: hazle al prójimo lo que no quieras que te hagan a ti"
Jules Verne
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