Señora Roig, nunca olvidaremos a su marido, José Luis Martínez Sansalvador.
Nos acompañará siempre. Estará con nosotros cada vez que veamos películas como French Connection, El último refugio, El tiempo en sus manos, En el calor de la noche, Doctor Zhivago, 2001, El nombre de la rosa, Indiana Jones y La íšltima Cruzada, El tercer hombre, Cautivos del mal, El mundo está loco, loco, loco, Eldorado, La extraña pareja, El apartamento, Doce del patíbulo, etc. por decir sólo algunas de sus interpretaciones favoritas mías.
Cuando era pequeño y empecé a fijarme en el doblaje, para mí José Luis Sansalvador era la voz de Hollywood por antonomasia, un amigo de confianza al que seguir en todo tipo de aventuras. Por eso recuerdo que la primera vez que vi ¡Viva Zapata! a los 10 u 11 años, me cogió por sorpresa la traición del personaje al que doblaba, Fernando (Joseph Wiseman). Hasta ese punto identificaba su voz noble con muchos de mis héroes, como el Tarzán de Johnny Weissmuller o el Rod Taylor de El mundo en sus manos. Luego vi La noche del cazador o El hombre que mató a Liberty Valance y asimilé nuevos matices en su voz, como la capacidad de infundir miedo o respeto mediante una dicción seductora.
Podía pasar de la extroversión del Burt Lancaster de Los profesionales a la timidez de Robert Mitchum en La hija de Ryan; de la comicidad de Walter Matthau o Donald Sutherland a la intensidad de George C, Scott en Patton o Gene Hackman en Hossiers.
Y aunque me acostumbré más a un Bogart que hablaba como José Guardiola, reconozco que la ironía que aportaba Sansalvador a Bogie era única e intransferible.
Ni siquiera los infames redoblajes en DVD podrán robarnos sus grandes trabajos, porque están instalados para siempre en nuestros recuerdos.
Recuerdos tan especiales como el impresionante monólogo de Peter Finch en Network y su estallido final: "¡Estoy más que harto y no pienso seguir soportándolo!
O frases del estilo "De pronto recordé lo que dijo Carlo Magno: que mi ejército sean los árboles, las rocas y los pájaros del cielo." de Indiana Jones; "¡Faisanes! Disparemos a los faisanes. Yo lo haré por la reina y usted por... bueno, por quien quiera" o “Confiamos en la buena voluntad de los hombres y en la benevolencia de los reptiles†de Richard Harris en Sin Perdón, uno de los mejores doblajes de los 90.
Lástima que se apartara en los últimos años del atril, su voz la eché mucho de menos en una de mis películas favoritas recientes, The Straight Story, de David Lynch. Sin menospreciar a Emilio Freixas, Sansalvador habría resultado genial en ese papel: depositando en Alvin toda su sabiduría y bonhomía de años y años de doblaje. Hubiera sido un broche de oro para su etapa madura, en la que apenas le encontaba episódicamente en La masacre de Toolbox o The Station Agent, como un viejo amigo al que se le pierde el contacto.
Sería un gran detalle, si no es molestia, que se pudiera poner alguna foto suya en su ficha. Sería una bonita forma de honrar su memoria y acercar su figura a esos humildes espectadores -como yo- que disfrutamos desde que tuvimos uso de razón con su trabajo, y que ahora nos sentimos un poco más huérfanos, porque ya no sentiremos su reconfortante presencia en ninguna nueva película. La de uno de los pocos grandes del doblaje que quedaban.
Un abrazo
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