Sigamos con mis pelis Disney. Ahora, los años 50. Como se ha comentado en otros posts, el Disney artista, creador y visionario de los años 20-40 había desaparecido para dar paso al Disney empresario, anticomunista furibundo y perpetrador de Disneylandia, que viene a expresar este mensaje: "sueña, sí, pero de un modo seguro y controlado". En las películas, Disney fue a lo seguro, eliminando todo lo turbador, todo lo experimental, todo lo arriesgado. Si no obstante las películas todavía muestran un gran nivel artístico es porque Disney interfirió poco en ellas (aunque lamentablemente sí interfirió, casi siempre para mal), dejándolas en manos de sus Nine Old Men, que por entonces estaban en la cima de sus facultades creativas. Veámoslo:
En "Cenicienta" Disney todavía conservaba algo de su energía anterior, atreviéndose a tratar un tema "escabroso" (el maltrato, en este caso de Cenicienta a manos de su madrastra y sus hermanastras -la secuencia en la que le destrozan deliberadamente el vestido es de una violencia brutal, pocas veces vista en Disney-). Y la animación de los animales (los ratoncitos Jaq y Gus, el gato Lucifer, el perro Bruno) muestra a unos animadores en plena forma, ya muy lejos de los rudimentarios animales de "Blancanieves", que dominan perfectamente la creación de animales antropomorfizados. Lástima que la decisión de basar la animación de los personajes humanos casi exclusivamente en metraje de referencia pregrabado hace que la película pierda atractivo artístico. En "Alicia" el Disney más reaccionario ya asoma la patita. El mensaje de fondo es: soñar es peligroso, fácilmente el sueño puede convertirse en pesadilla (en esencia, el resumen de la trayectoria de Alicia a lo largo de la película viene a ser ese). Uno no puede sino lamentar que el guión que escribió nada menos que Aldous Huxley años atrás se rechazara. Por otra parte, como sus creadores reconocerían, la película padece de un exceso de creatividad, con demasiados cocineros metiéndole mano, y le falta alma (y la poca que tiene es merecedora de olvido, como he dicho). Por otra parte, se muestra aquí una notoria incapacidad para comprender el original de Carroll (que curiosamente siguió una evolución parecida a Disney, véase la diferencia entre sus dos Alicias y su insoportable Sylvia y Bruno), en la que el absurdo que lo impregna es en realidad un trasunto de lo absurdo que el mundo de los adultos le parece a su pequeña protagonista. La Alicia de aquí (otro fallo) pierde casi por completo su elemento victoriano, de hecho, casi lo único de victoriano que tiene es que hace reverencias y usa enaguas y pololos como ropa interior. En "Peter Pan", Disney se carga por las bravas todos los elementos perturbadores del original y lo convierte en un "sueña, sí, pero seguro". Véase, por ejemplo, como los padres ni se enteran de que los hijos se han ido, literalmente, volando. Además, el siniestro personaje de Garfio se convierte en un tipo que da más lástima que otra cosa (eso por no hablar de que no se atreven a diseñarlo de forma que se parezca al padre, lo digo porque por tradición Garfio y el señor Darling han sido siempre interpretados por el mismo actor en la obra teatral, detalle que respeta el infravalorado Peter Pan de 2003), y Peter Pan se convierte en un personaje bastante anodino, sin la complejidad y la finura psicológica del original. No obstante, el diseño de los escenarios, el excelente ritmo narrativo, el alto nivel de la animación, y esa Campanilla tan sensual (que habría encantado a Barrie) hacen que esta película aún merezca la pena. En "La dama y el vagabundo" el altísimo nivel de la animación de los animales (no así de los humanos, pero tampoco es que importe mucho porque no son los protagonistas), visible por ejemplo en la famosa escena de los dos perrunos protagonistas comiendo espaguetis (compárese la prodigiosa expresividad de los chuchos en esta película con los rígidos e inexpresivos bichos digitales "realistas" de los recientes remakes perpetrados por Disney), se da de patadas con el ultrarreaccionario mensaje (la protagonista renuncia a una vida libre y aventurera porque lo que quiere es "cuidar" del bebé, es decir, lo que se esperaba de las mujeres americanas "respetables" durante los años 50, y Golfo abandona esa vida a cambio de una vida "respetable" como padre de familia, misma observación). En "La bella durmiente", por último, se cierra definitivamente la etapa "artesanal" de Disney. En lo sucesivo, la técnica toma el control. Aunque por otra parte esto permite lograr cosas antes imposibles, por otra parte se pierde espontaneidad y creatividad. En "La bella durmiente", la escasa interferencia disneyana es la que permite un peculiar estilo de animación, que en nada se parece a lo que había hecho Disney hasta entonces (y después también). Sobre todo, por el diseño de los fondos, con un nivel de maestría jamás alcanzado, y que tanto debe a los grabados medievales y estilos como el art decó. Lástima que argumentalmente la película no aproveche el altísimo nivel artístico de la animación, limitándose a repetir fórmulas de éxito probado. En ese sentido, es un anticipo de la "animación reciclada", que tanto se usaría en los años siguientes (para desesperación de los animadores más artísticos).
Para próximos posts, la decadencia definitiva de Disney: "101 dálmatas", "Merlín el Encantador", "El libro de la selva" (menos, pero aun así decadencia y mira que esta película me encanta), "Los aristogatos" y "Robin Hood" (ya no supervisadas por Disney, pero basadas en proyectos aprobados por él).
_________________ "El arte de la guerra se apoya sobre el siguiente principio inmoral: hazle al prójimo lo que no quieras que te hagan a ti"
Jules Verne
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