Mis últimos visionados:
Pulsaciones (1985, Marice Tobias)
“Acelera la sangre que corre por tus músculos y éstos se pondrán duros como el hierro”
Una leve trama sobre la rivalidad entre dos gimnasios sirve para estructurar un despliegue muy ochentero de cuerpos cincelados o musculados moviéndose al son de una música disco. Todo parte de un encargo realizado por José Frade a un equipo de americanos; la contribución española se cifra en varios miembros del equipo técnico y la presencia en el reparto de Helga Liné, Alicia Moro y Miguel De Grandy (el cual, dotado de su propia voz doblada, hasta llega a marcarse unos pasos de baile). El hipermusculoso Daniel Greene, protagonista y doblado por Porcar, no es un actor expresivo pero, en sus momentos de enfado, hace gala de una petulancia gestural a lo Al Pacino, lo que, en alguien del tamaño de Greene, puede resultar inquietante o divertido, según cómo se mire. En cuanto a la película en si, pues no sé: a quienes les guste el cartel y la cita sobre la sangre, presumiblemente les gustará el film.
Cita imposible (1958, Antonio Santillán)
Policiaco barcelonés de los cincuenta, inicialmente prometedor de una cierta densidad, pero resulto en una leve trama detectivesca, en la que no faltan momentos cómicos a cargo de Gustavo Re (misteriosamente acompañado, en algunas escenas, por un señor vestido de anciana). Hay una buena música elegíaca a cargo de Martínez Tudó, así como fotografía de Salvador Torres Garriga, siempre una baza en films de este tipo. La labor del director, pese a una experiencia de más de 15 años, es muy desigual, a veces incluso algo inexperta, sobre todo en las escenas de diálogo, con sus arbitrarios posicionamientos de cámara y bruscos cambios de plano. Josefina Güell es una buena protagonista, pero Arturo Fernández, como suele ocurrir cuando no lo dirige Juan Bosch, actúa como una marioneta, lo que no puede disimular el doblaje del gran Soriano.
La muerte acaricia a medianoche (1972, Luciano Ercoli)
Como es habitual en el género giallo, se parte de unas dudosas premisas científicas y psicológicas para dar pie a las constantes del género, aquí concretados por, entre otras cosas, el guante negro con pinchos del que se sirve el asesino. Lo distinto reside en el tono más ligero, incluso humorístico, del conjunto, que se beneficia de la simpatía que despierta la protagonista (Nieves Navarro, muy bien doblada por María Luisa Solá) con sus actitudes levemente pugnaces. Entre lo bueno, encontramos la fotografía de Fernando Arribas; entre lo malo, la mal ensayada pelea final y el ridículo personaje que interpreta Luciano Rossi.
La dama rosa mata siete veces (1972, Emilio Miraglia)
Gialo realizado en coproducción con Alemania Federal, la patria del género krimi, lo que explicaría acaso el parecido de la trama con una novela de Edgar Wallace, concretamente
El arquero verde. Hay buenas imágenes nocturnas, pero la fotografía de las otras escenas resulta cansina y poco agradable y, con la salvedad de Marino Masé, las interpretaciones son generalmente malas, sobre todo por parte de Barbara Bouchet, siempre con los ojos abiertos como platos. Destaca la música de Bruno Nicolai. El DVD español incluye el viejo doblaje listado en eldoblaje (si mal no me equivoco, la voz de la apática Pia Giancaro es la de Josefina de Luna), así como un redoblaje de, creo, QT Lever. ¡Así se hacen las cosas!
Aquí Montecarlo ¡Atención a esos dos! (1971-74, Basil Dearden y Roy Ward Baker)
Era una operación muy común de los años 70 ensamblar episodios de series televisivas para crear largometrajes de cara al mercado foráneo. En este caso se trata de dos entregas de
Los persuasores, en los que se advierten algunos cortes por lo súbito de algunas elipsis, aunque no haya pérdida de coherencia en las tramas. Menos clara es la premisa común, pues no se entiende del todo bien la relación de los playboys protagonistas (Roger Moore y Tony Curtis) con un tercer personaje (Laurence Naismith, con la voz de Ángel Baltanás) o los motivos que impelen a los dos a resolver casos detectivescos: puede que medie algún prurito profesional o puede que, en medio de la vidorra que se pegan, gusten de hacer un poco de justicia de cuando en cuando (Imagínense a Espartaco Santoni siendo tan bueno). Acompañado de un Moore tan sólo correcto, Curtis contribuye un cierto carisma acanallado a su personaje, un poco en la línea de Oliver Reed o Ian McShane. Hay, como cabe esperar, una abundancia de buenos secundarios, como John Phillips (Félix Acaso), la presencia infrecuente y agradecida de Melissa Stribling (Lola Cervantes) y una estupenda Susan George en la segunda mitad.