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Aunque mucho me temo que los chavales de ahora, idiotizados por los "minions", "mascotas" y demás memeces semejantes, no la disfrutarán porque les parecerá demasiado complicada, y probablemente no soporten los momentos trágicos que tiene.
Me alegro de decirte que te equivocas, o al menos eso parece. Fui a verla ayer y en la sala éramos muchos niños con sus padres y yo. Se portaron bien dentro de lo que cabe y sus comentarios a toda voz indicaban que estaban bien metidos en la historia.
A mí me dejó relativamente frío, pero sólo porque el grueso de la historia es una travesía entre tres personajes cuya relación es bastante tópica durante la mayoría del viaje. Son las rencillas esperadas entre un personaje tonto, otro que no soporta lo tonto que es el primero y un tercero que trata de mantener la armonía. Insisto en lo de relativamente, porque aunque es un aspecto importante, lo demás es una maravilla. Cala mucho la insistencia de la película en que los villanos sean parte de la familia de Kubo y la forma en la que eso influye en las emociones del chico. Y luego eso resulta tener impacto también en el final, que a diferencia de ti a mí me pareció perfecto. Me parece muy bonita la forma en la que se vence (por decirlo de alguna forma) al villano, entronca perfectamente con la importancia que da la película a los recuerdos en la identidad de uno mismo. Tengo la impresión que irá ganando en mi recuerdo.
Técnicamente es espectacular, a veces cuesta abstraerse en la historia mirando los logros artesanales de la puesta en escena. Tras los Boxtrolls, parece que Laika se está acostumbrando a dejar algún destello del making of como regalito final, y a mí me parece una forma muy bonita de reivindicar la técnica y de decir "no, nosotros no aspiramos a reproducir la realidad. Esto es magia." En Laika no parecen muy conformes con la forma en la que se entiende hoy día el cine de animación, y encuentro genial que no tengan reparos en hacerlo saber.