A simple vista parecería un ataque más del mal genio que el excelente futbolista marsellés Zinedine Zidane siempre ha demostrado en su carrera futbolística, tanto en la selección francesa como en los equipos en los que ha estado, en tres países distintos.
Pero en Francia están mosqueadísimos con los motivos previos a la expulsión, que han hecho que el asunto vaya más allá de lo futbolístico para entrar en la dignidad humana. Puede ser una muestra más de que ciertos comportamientos, machistas sobre todo, y luego racistas, ya no valen en la sociedad de hoy en día. Todos recordamos la vergüenza ajena que pasamos con las estúpidas palabras de Luis Aragonés (sobre todo yo mismo) a José Antonio Reyes sobre Thierry Henry, compañero de éste último en el Arsenal inglés: "Dígale a ese negro de mierda que es usted mejor que él". Y lo peor es que Luis lo decía con la misma supuesta gracia que si dijera a sus amistades (masculinas, claro) barbaridades como: "Dile a tu mujer que en tu casa mandas tú, que para eso eres el hombre. Y si no le gusta a ella, que se fastidie".
Eso no se lo permitiría ni su mujer, ni su hija, ni su nieta, ni su sobrina, ni nadie. Sus palabras provocaron que desde entonces a Luis Aragonés no le haya vuelto a ver nunca más como a un ser humano, sino como a Adolf Hitler. Esas palabras provocaron que Francia, y sobre todo el propio Henry, tuvieran sobre-motivación para ganar a España como hicieron. No sabe Luis que en Europa estos temas se toman en serio, no con la frivolidad y desprecio con que se toman aquí. Si hubiera entrenado en otro país, le hubieran cesado ó metido en la cárcel. Es más: si Henry le hubiera denunciado, yo habría opinado que tenía razón, que a Luis le caiga el peso de la Ley.
Pero en el caso de Materazzi fue una provocación infantil, que no obstante, Zizou cayó en ella como un niño. Ya conocemos lo astutos que son los jugadores italianos en el fútbol; aunque su fútbol esté ya anticuado, saben sobrevivir. Pero hoy en día incluso ciertos estilos para poner nervioso al contrario pueden afectar al que los emplea.
Ya ha provocado que en Francia, sobre todo entre los musulmanes franceses y la propia madre de Zidane, Materazzi quede como un nuevo Adolf Hitler. El director del diario gratuito "ADN", Albert Montagut, sugirió que Zizou habría quedado mejor si al sentir los insultos racistas se hubiera ofendido y se hubiera ido disparado al vestuario. Vamos, como quiso hacer Samuel Eto'o al sentir los gritos de simio de seguidores radicales del Real Zaragoza en la capital aragonesa. Seguramente hubiera sido mejor, aunque algunos lo hubieran interpretado como aires de superioridad del jugador francés, demasiado endiosado.
Nunca lo sabremos; ninguno de los dos dirá la verdad de todo, uno para no quedar como Hitler y el otro para no parecer un "gangster". Quizá con el paso del tiempo veamos esto como una anécdota, pero cuando vuelva a haber otro caso de racismo en el fútbol, sea lo de Luis Aragonés ó gritos simiescos a jugadores de otra raza, sobre todo en España, va a ser peor.
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