Yo prefiero con mucho RANGO a TINTÍN, pero creo que la de Spielberg es de ésas suficientemente buenas como para conseguir nominación independientemente de sus competidoras. Pero en fin, Katzenberg ha hecho una buena campaña por lo que se ve, y alguna víctima tenía que haber.
En cambio, la del caballo me parece basura sin haberla visto tan siquiera. Hacía mucho tiempo que Spielberg no se ponía en modo "a por el óscar" de una forma tan cutre y tan obvia. Ni tan cursi.
Estoy loco por ver la de Scorsese. Cuando supe de su rodaje me provocó extrañeza e incluso rechazo, pero oyendo hablar a Scorsese, de su homenaje a Melies y a los orígenes de la vertiente más mágica del cine, empecé a tenerle más y más ganas.
Y ahora THE ARTIST. Es grandiosa, sí señor. Hay quien dice que no destacaría entre cualquier otra película de haberse estrenado en el 27. Hay quien dice que es una historia simplona con personajes planos que a alguien se le ocurrió rodar como una película muda para convertirla automáticamente en algo arty y venerable. Mentira todo. Mentira lo primero porque como ya sabemos, no es una película muda al uso, sino que es una especie de metapelícula, y más importante, pensada para espectadores de 2011. Espectadores capaz de entender ciertos guiños, espectadores a los que hay que apelar emocionalmente de una forma diferente a los de 1927. No hay más que comparar la película con las películas que vemos dentro de la película. Mucho más ingenuas, toscas, histriónicas... Más auténticas, vaya. Pensemos en la interpretación de los dos protagonistas. ¿Cómo empatizaríamos con ellos si en los momentos dramáticos actuasen como solían hacerlo las afectadas estrellas del cine mudo? Por eso no lo hacen. Interpretan a caballo entre el histrionismo clásico y la contención más creíble, algo complicadísimo y de lo que salen triunfantes.
Mentira lo segundo porque como ya he dicho, la película no usa el cine mudo como envoltorio y ya, sino que forma parte de la trama a través de juegos metalingüísticos muy divertidos y que dotan de fuerza a muchas de las escenas (no sólo el sueño, sino la escena en la que George Valentin no es capaz de "oír" lo que le dice el policía porque no aparecen letreros explicativos). Hay películas que necesitan una historia sencilla y formularia para sus fines. No sólo eso, sino que algo diferente sería un error. LA GUERRA DE LAS GALAXIAS (la primera), por ejemplo. No hay cabida para una trama compleja ni para personajes excesivamente tridimensionales. THE ARTIST es exactamente igual.
La película tiene la inmensa virtud de marcar desde muy pronto una línea en el suelo en algún lugar entre el cine mudo y el metalenguaje de 2011. Apenas empezada la película, ya sabemos qué elementos del cine mudo vamos a ver y cuáles se van a quedar fuera en favor de recursos más anacrónicos a su tiempo. Y la película es extraordinariamente coherente en ese sentido. Nunca llega a traicionar esas expectativas, especialmente a partir de la escena del sueño (cuando ya quedan todas las cartas mostradas definitivamente). THE ARTIST se permite juegos de plano/contraplano con escorzo que no hemos visto jamás en una película muda y encuadres aberrantes post-Orson Welles (hay uno maravilloso en el salón de la nueva casa de Valentine). Los protagonistas se permiten pasar del histrionismo fiel a la interpretación típica de la época a la verosimilitud, dependiendo de lo que exija el tono de la historia; y están rodeados de un puñado de actores magníficos, entre los que tenemos a James Cromwell y John Goodman, para los que no hay suficientes alabanzas. Les conocemos a los dos de sobra, sabemos quiénes son, pero eso no nos distrae. Están enormes, brillantes, jugando ambos con su aspecto rotundo para encajar como un guante en una película de este estilo. Yo echo en falta nominaciones para ambos, lo digo en serio.
No sé si me dejo algo en el tintero. Como ya dije antes de ver la peli, en una película de estas características la música debe soportar el peso del 90% de la película ella sola, así que por poco que fuera buena debía ser una ganadora sí o sí. Lo confirmo. Es una ganadora absoluta.
Oh, y amé el momento del BANG. Lo amé muchísimo.
Oh, edito, edito: Se me habían olvidado dos cosas. La primera, el perro. Me encantó como guiño a todos aquellos perros heróicos de los primeros años del cine. Con lo grande que está el pequeñajo (¿Eddie?), mal estaría no mencionarle al menos. La segunda: si esto hubiera sido una película del 27, habría un par de momentos que hoy serían vistos como auténticas piezas inmortales. Hablo de escenas como el primer baile de ambos (o mejor, de él con las piernas de ella) o ese momento tan hermoso en el que ella mete el brazo por la manga del abrigo de George Valentine. Y esto es IMPEPINABLE.
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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