"EL TIGRE Y LA NIEVE", Benigni vuelve por sus fueros
Reconozco que es un titular muy tópico para mi crítica, pero es que el italiano Roberto Benigni, desde que hizo la entrañable "La vida es bella", ganadora de tres Óscars, no había vuelto a brillar como entonces, y ya han pasado casi diez años.
Después de ésta rodó "Pinocho", personal versión del famoso cuento de Carlo Collodi, pero fue un monumental fracaso, en los EEUU se le llegó a nominar a los anti-Oscars al Peor Actor... y en España dicha película no se ha estrenado. Pero estrenó hace un año en su país una visión muy particular de la guerra en Iraq y la caída de Saddam Hussein, aunque vista de una manera diferente, no esperen nada semejante a los telediarios.
Attilio de Giovanni (Benigni), profesor de Poesía, divorciado y con dos hijas adolescentes, se enamora de la periodista Vittoria (Nicoletta Braschi, la esposa de Benigni en la vida real y que ha trabajado en muchas películas de su marido), pero ésta no le hace caso. En parte puede ser lógico, ya que Benigni hace su habitual personaje de alelado-histriónico-a-veces-inaguantable, aunque de buen corazón. Ella se va de viaje a Bagdad, donde va a entrevistar a fondo al poeta iraquí Fuat (Jean Reno), pero una bomba la deja en coma. Attilio, después de toda clase de tretas, llega a la capital iraquí, en plena guerra, e intenta buscar un medicamento para salvarle la vida.
Benigni, como en "La vida es bella", experimenta aquí una actitud de pícaro que trata de sobrevivir como puede, tipo de personaje muy habitual en el cine italiano (recordemos muchos personajes parecidos de grandes del cine transalpino como Alberto Sordi, Marcello Mastroianni, Toto, etc.), aunque Benigni, con ciertas similitudes con el inmortal Charlot del gran Charles Chaplin, le da un toque poético y muy propio. Ya le vimos en "Astérix y Obélix contra César", haciendo un personaje de "malo", aunque llevado a su terreno, claro, y si le acabábamos odiando, era no por que el personaje fuera "malo", sino por "plasta", por pelmazo. Ese es el defecto que Benigni siempre da a sus personajes, a veces su histrionismo y su verborrea sin parar llega a cansar, ya que el argumento siempre gira en torno a él (los demás personajes son simples comparsas en ocasiones), pero su aire entrañable, tan italiano, lo compensa.
Buena reconstrucción del Bagdad en guerra (rodado en Túnez), y sin necesidad de mostrarnos del todo el ambiente de la ciudad (las casas destruídas, las tropas americanas, el terror entre sus ciudadanos...), sólo con sugerirlos, te identificas con el personaje principal como en el terrible campo de concentración alemán de "La vida es bella".
Todo es correcto, entrañable, dramático cuando hace falta, y Benigni nos lleva a donde quería. El título viene de unas poesías, "Pura como la nieve y fiero como un tigre", ó algo así, y de un sueño recurrente del protagonista.
EL TIGRE Y LA NIEVE: * * * *
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