Panzada de sofá y cine este fin de semana. Había ganas, a lo tonto no veíamos más que series en estos últimos tiempos, y nos hemos puesto un poco al día con las pelis de este año.
La cura del bienestar. Una película peculiar e interesante, con multitud de guiños a clásicos del cine, tanto de terror como de suspense. Sus intenciones son loables, pero no están bien llevadas; su principal problema es que empieza siendo una cosa y acaba siendo otra muy diferente, y las dos partes no casan por ningún sitio. Más o menos la primera hora y media está muy bien, muy angustiosa, muy tensa, con el protagonista la mar de solvente y Jason Isaacs tan genial como acostumbra. Luego todo sigue unos derroteros tipo terror gótico que no pegan con lo anterior, y además la dilatada duración hace que cualquier asomo de suspense se diluya bastante. Visualmente, eso sí, es impresionante. Me ha gustado verla, desde luego es diferente. Un 6.
Guardianes de la galaxia 2. Pues lo mismo que la anterior (bien) pero ultraanabolizado y estudiado (mal), con un guión que avanza a trompicones, sin una línea clara que le de a las cosas que pasan alguna entidad más allá de escenas episódicas unas detrás de otras (mal), pero con Kurt Russell (bien). Que conste que me he reído varias veces, pero el humor no funciona tan bien como en la anterior por lo de siempre, sobreexplotación de la fórmula que funciona una vez. A ver, Marvel, funciona porque es nuevo, cuando ya no es nuevo suena a refrito. Pero bueno, se ve que ésta ha gustado hasta más que la otra. No me entendáis mal, es un producto bien hecho y entretenido de ver, como siempre, pero esta vez se ha visto el encorsetamiento propio de pertenecer a la maquinaria megamillonaria de Marvel. Un... 6,5, mismamente.
Múltiple. No sabéis EL ALIVIO. Después de leeros a todos, mis queridos no odiadores de Apu, iba con miedo, y no poco. Y resulta que me ha gustado mucho, la que más desde ese lejano 2006 de La joven del agua. Creo que bordea peligrosamente la línea del ridículo, y si no cae en él de lleno es sólo por James McAvoy y FakeKatieHolmes. La segunda consigue un muy buen resultado en un papel que no daba para mucho, McAvoy sigue siendo increíble. Con un simple gesto consigue que sepamos con qué personalidad nos hemos topado (por cierto, eso de 23 metedlo donde os quepa, publicistas, a ver si os pensáis que somos imbéciles). Con la 24 ya cae un poco en la sobreactuación, pero es que el momento lo merece. La trama es más simple que el mecanismo de un lápiz, pero me ha mantenido en vilo. Bueno, esta vez se le han visto las costuras, porque los flashbacks de la chica no sirven para nada más que para que el final sea como es, una cosa muy burda para Apu, con lo que cuida él esas cosas. El momento entre créditos un pegote, pero mentiría si dijera que no jaleé cual quinceañera impresionable. Un 7 con los ojos puestos en Glass.
Logan. Estupenda, una especie de León el profesional meet Terminator 2 que aprovecha la calificación R para hacer lo que le sale de la peineta. Menos mal que podemos ver a Lobezno como siempre debió ser. Es una película muy amarga, e incómoda de ver para los que, como yo, hemos llegado a apreciar a esos personajes. Verles así, en un momento crepuscular, es difícil, y nos lleva a todos a un estado de nostalgia por un pasado que siempre fue mejor (bueno, no, sólo en First Class). Creo que me falla un poco todo el asunto niña, precisamente porque tenemos ejemplos tan magistrales que este caso se me queda corto. Los villanos también parecen puestos ahí por cumplir, pero bueno, es un mal menor, al fin y al cabo lo importante de esta peli no era eso. Me encanta ver un trabajo pequeño que, por mucho que forme parte de una franquicia, tiene una personalidad muy marcada y se mea en los cameos. Gracias por todo, Hugh Jackman. Un 8.
Kong. La mejor del fin de semana, ya os lo digo. ASÍ tenía que haber sido El mundo perdido, ya no digamos la Godzilla de hace un par de años. Me lo he pasado como los indios viendo a Kong reventando helicópteros, monstruos, gente y lo que se le pusiera por delante. Me gusta que Vogt-Roberts (gracias, Filmaffinity) supiera exactamente el producto que tenía entre manos y supiera hacer lo que pedía a gritos, desde luego no escatima en planos de nuestro mono con esteroides favorito. El cambio de historia tampoco viene mal, después de todo ya nos la sabemos de memoria. Los personajes pues no importan una mierda, salvo John C. Reilly, que es el amo y señor, pero es que tampoco hacía ninguna falta. Y qué coño, con cuatro pinceladas se hacen bastante entrañables, el trabajo está bien hecho. El apartado visual es la puta caña, los efectos especiales sirven muy bien al conjunto y la duración es la justa y necesaria. Mención de honor, por lo sorprendente, para el humor un tanto hijo de puta que se gasta la peli, creí que me daba una embolia en el momento del soldado con las dos granadas. Desde luego, me ha despertado de nuevo las ganas de franquicia. Un 8 con napalm, querido Billy.
_________________ A veces la ciencia es más arte que ciencia, Morty. Mucha gente no lo entiende.
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