¡SALVAJE!, de Laslo Benedek. Ni idea de que existía esta película ni de que en ella actuaba un Marlon Brando convertido ya en icono del cine:

Chupas de cuero, motos, pandilleros, Brando, tíos duros (durísimos), poli blando (blandísimo), chica que parece buena niña se enamora del canalla más macarra, canalla más macarra que se guarda muy mucho de mostrar sus sentimientos, Lee Marvin, cervezas, más motos y poco más.
Marlon Brando, con una papada incipiente, es un animal de la escena que ha hecho muchos papeles de tío duro pero su voz... aix qué vocecilla... No cuadra PARA NADA con esa imagen; es más, era gangosa, nasal y en muchas ocasiones no se le entendía un pimiento cuando hablaba. Habrá quien lo vea desde el otro lado diciendo que era una voz con personalidad, con carisma e inconfundible, como la de Bogart (que aún no siendo bonita era mejor). Pero una cosa no quita la otra. No estoy diciendo que todas las voces deban tener la musicalidad de la de
Manuel Cano pero la de Brando era fea de narices. El grandísimo
Rogelio Hernández le hizo más que un favor doblándole. Está bien conocer la voz original de tal actor o actriz pero a veces el doblaje no sólo sirve para que esa cara suene con otro timbre sino para entender lo que dice: vocalización. Y dicho todo esto era un GRANDÍSIMO actor, pasado de vuelta muchas veces eso sí.
Y poco más. Ah sí, que en el bar del pueblo donde transcurre la acción parecía que la norma era que pague Rita. Y daba igual que fuera cerveza o café, porque con todo lo que soplaban esos motoristas tan rudos los dólares recaudados parecen escasos: señor propietario del bar, así no vamos bien. Un 6.