Ya está. Anoche la vi. FUNNY GAMES. Desoyendo mi propio consejo, al final no pude ver la original antes de ir a ver ésta (eso sí, ahí la tengo bien descargadita), así que no pude prepararme para lo que me esperaba. Ahora voy a ser un poco pretencioso, pero es que no veo otra forma de diseccionar mi impresión sobre la peli.
Creo que sigo con sentimientos enfrentados en torbellino, sin exagerar. Anoche necesitamos horas de discusión para llegar a algunas conclusiones. La mía evolucionó de "¿Qué?" a "A Michael Haneke le gusta reírse de su público como le da la gana" y finalmente a "Michael Haneke, marionetista".Lo de marionetista va porque me da la sensación de que éste tipo, cuando se sienta en la silla de director, se da cuenta de todo el poder que tiene sobre la audiencia y que puede manipularla como le da la gana, y jugar con sus sentimientos. Sólo así se explica que alargue los planos hasta la agonía, que el más locuaz de los dos chicos/psicópatas nos hable desde la pantalla y que, ejem, se use... el mando de la tele (el que la haya visto sabrá a lo que me refiero). Está claro que lo de hablar al público no es un recurso para explicarnos nada, porque no nos dice nada que no sepamos ya, sino que sirve para manipular nuestra postura y asegurarse de que jamás nos ponemos en el lugar de los dos chavales y siempre en el de la familia. Si tras hacérnoslo pasar mal ya durante un rato sin una justificación aparente el chaval nos pregunta de pronto y con toda la arrogancia del mundo "¿Y vosotros? Queréis que se salven, ¿verdad? Es lo que queréis", resulta tan odioso y presuntuoso que nosotros pensamos "Pues sí, ¿qué pasa, gilipollas?", anulándose así cualquier posibilidad que pudiera quedar de simpatizar con los dos chicos. Esto, a su vez, termina de jodernos, porque como estemos de parte de la familia todo el tiempo nos vamos a enterar de lo que es pasarlo mal. Y ahí entra lo del mando, cuando parece que pasa algo que al fin nos llena de satisfacción (y Haneke lo sabe porque lo ha planeado así) pero resulta que no, que no ha pasado, y nos quedamos frustrados y llenos de odio y Haneke se ríe de nosotros desde otro punto del mundo. Igual que en CACHÉ, se nota que al Haneke éste le encanta jugar con el público (más bien usarlo de juguete, lo que es más penoso) y reírse de él. Y os juro que yo no sé si esto es para pegarle un puñetazo o para aplaudirle por tener los santos huevos (sí, ya sé que yo no digo estas cosas) de hacer eso.
Y centrándome en cosas más terrenales, tenemos:
A) Los actores. Naomi Watts y Michael Pitt muy bien, Tim Roth es que el pobre sólo tiene que sufrir, como en RESERVOIR DOGS, así que no es especialmente destacable.
B) La insoportable sensación de incomodidad que se transforma en un horror sobrecogedor, sobre todo por las esquizofrénicas maneras absolutamente educadas de los dos chavales durante las torturas. No unas maneras teatrales, como las del "malo con clase" que se ve en mil películas, no. Son unos putos psicópatas y dan miedo. A todo esto, el larguísimo plano de Naomi Watts levantándose como puede y yendo a la cocina a por un cuchillo es un maldito parto. Eterno e insoportable (eso es bueno).
C) Un momento poco creíble: la falta de verdadera reacción de Roth y Watts hacia algo que ha pasado antes del plano larguísimo ése que he dicho antes. Aunque tal vez pueda justificarse con que todo ha pasado tan rápido (entrada en la casa, discusión, secuestro, tortura y...) que ha sido imposible que hayan reaccionado al momento. Ñé.
Creo que la mejor manera de definir lo que ha sido para mí ver FUNNY GAMES es... un tiro en la barriga. FUNNY GAMES es un tiro en la barriga. El tiempo hasta que llega el final se te hace eterno e insoportable (y no de aburrimiento, precisamente). Como al señor Naranja, vaya.
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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