A lo mejor este nombre no os suena, pero Sally Menke formaba, hasta hoy, parte muy importante del equipo creativo de Quentin Tarantino. De hecho, en un director como Tarantino, que no tiene compositores ni directores de fotografía habituales, Sally Menke, su montadora, fue siempre el único nombre indisociable del de Tarantino en su cine.
La noticia de que ha sido encontrada muerta en el fondo de un barranco (como el creador de Shin Chan, pero éste se había ido a hacer escalada, con lo cual su muerte fue más lógica) me ha dejado en un estado de conmoción considerable, dado que ayer mismo estuve hablando de ella con unos amigos, y de lo curioso de que muchos de los directores más, superficialmente dicho, masculinos como Scorsese y Tarantino tienen montadoras y no montadores. Y hoy está muerta. Tanto Thelma Schoonmaker como Sally Menke son pieza clave del cine de sus respectivos directores, y ni que decir tiene que el montaje era una parte decisiva en el cine de Quentin, siempre tan marcadamente fragmentado. Pensad en los juegos espaciotemporales de PULP FICTION, que han de mostrarse naturales y fluidos en pantalla, los frenéticos cortes de RESERVOIR DOGS, o la puesta en práctica de unos cortes deliberadamente toscos en DEATH PROOF. No abro este tema por oportunismo, sino porque siempre he apreciado sinceramente su trabajo y el estupendo equipo que formaba con Tarantino.
Adiós, Thelma.
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