Bien. La asesoría matrimonial ha acabado hace un rato y me ha dejado insomne, así pues, sigamos con la crónica, por donde ibamos?
Decíamos ayer... que una lesbiana me llamó mujer, y, no contenta con ello, lo remató llamándome moro. No es la primera vez ni será la última que me llaman ambas cosas, pero no hay mejor contraataque que decir "envidia de mi moreno de playa, esa cosa que no teneis en esta ciudad jodidos arios."
Llegamos a la puerta de Alcalá, y empezamos nuestro particular botellón mientras nos deleitamos con las vistas. El desfile esta a punto de empezar, las maricas se sobrecogen, los heteros se escandalizan, las abuelas y los abuelos se rien y hacen fotos a los personajes estrafalarios que pululan por la calle. Dado que no conozco a nadie más que a mi novio, y a uno le cuesta coger confianza y ademas sé que mi novio no ve a esta gente desde hace siglos y le apetece intimar, me adelanto en solitario con mi cámara al borde del desfile para hacer fotos cual nipón en orgasmo Gaudiniano. Y llegan las carrozas, primero las de las asociaciones y las de partidos políticos, más comedidas y reivindicativas, y luego empieza lo bueno. La primera que aparece es la de los osos, supongo que por aquello de que mejor no deprimir ya de entrada al publico que tenemos cuerpos en donde la grasa supera al musculo en un 200%, pero despues ya aparecen las carrozas con hombres musculados y ligeros, ligerisimos de ropa para ponernos verdes de envidia y blancos de babeante saliva por partes iguales, y una estupenda carroza de un condon gigante inclinado a lo torre de Pisa (sí, me hice una foto haciendo ver que la sujetaba, no pude evitarlo).
Despues de un rato viendo pasar todo tipo de carrozas y seres disfrazados, ver pasar comparsas y bailar al ritmo de los grupos musicales que pasaban (mi dolor de pies era inversamente proporcional al nivel de alcohol en mi sangre), nos movimos de nuevo hacia la Gran Vía. Uno de los amigos de Julio se lió con una tía que se encontró a mitad de camino (literalmente, fue un "hola" y un morreo), con lo cual tuvimos que parar. Resultó que la morreada, después de bastante rato dandole al asunto, descubrió que ya conocia al amigo de Julio y a Julio mismo. Julio me dijo despues que la conocio en una fiesta y le estuvo persiguiendo toda la noche para que hiciera un trio con ella y su marido. En fin.
La morreada iba con una amiga que, viendo que su amiga tenía la boca ocupada, tuvo que distraerse con nosotros. De lo primero que recuerdo que dijo (mi nivel de alcohol era ya bastante alto) era que su amiga era "muy puta pero muy maja", y que ella misma era "bisexual, trifásica y tridimensional con pareja abierta". Le faltó decir que era un encanto, porque me reí mucho, muchísimo con ella. Nos quedamos por allí parados y llegó ese jodido momento que siempre llega, irrevocablemente cuando bebes: las ganas de mear. Nos fuimos esta chica y yo a mear, al no haber un bar cerca, tuvimos que hacerlo en la calle. Yo lo intenté pero como soy incapaz de mear en público a menos que vaya muy taja, me tuve que abstener. Así que me quedé tapándola mientras ella meaba entre 2 sacos de residuos de una obra. En esto que en plena micción y mientras yo estaba como Jesucristo en la cruz, apareció una camionera de las de libro, que nos pidió si la podiamos tapar tambien para mear cuando la otra acabara, cosa que evidentemente hicimos como buenos samaritanos.
CRASO ERROR. Resultó que de la borrachera que llevaba la mujer fue incapaz de controlar la direccion y potencia de sus esfinteres y de repente... yo... noté una humedad en mis tobillos. Nos salpicó enteros. Menos mal que la lesbiana random era maja y no paró de hablar y reir mientras meaba y se lo perdonamos. Hasta que, claro, la amiga de la morreada se dio cuenta de que había perdido el móvil cuando ya volvíamos. Y lo encontró. Y sí, estaba justo donde os podeis imaginar que podía estar. Y sí, estaba empapado de ya podéis imaginar qué.
Mañana sigo, que me caigo de sueño.
_________________ ¡Qué vajilla más interesante! Parecen jóvenes efebos jugando a la saltacabrilla.
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