Pues sí que está de mala leche el buen hombre. ¿Buscar piso? Una pesadilla, sin duda, pero no creo que sea más inquietante que la incertidumbre de cómo coño se va a adaptar a la nueva vida en Madrid. Ánimo con todo, que no es algo que tomarse a la ligera.
Cristian, la versión resumida de lo mío es que la otra noche la pasé con una chica que pese a tener novio me tiraba los tejos de forma completamente inequívoca, y con la que no intenté nada por puro desconcierto. Y fuimos al cine. Y paseamos. Y hasta la llevé a mi casa. Las ganas no me faltaban, porque estaba tremenda y además era increíblemente inteligente y culta, y bastante rara (lo que a mí me gusta, vaya). Pero con gran esfuerzo la devolví inmaculada a su casa.
Y las novedades son que la cosa se desmadró anoche cuando me confesó (vía chat, la vía de comunicación más romántica del mundo) que me había echado de menos todo el día, y tras decirme un par de cosas más yo le confesé que tuve unas ganas locas de tirarme a su cuello sin más la otra noche. Sin saber muy bien cómo, ella acabó muy enfadada y frustrada, y yo me ví tratando de disculparme penosamente por haber pensado que no era quién para poner en riesgo su relación, que muy bien podría ser valiosa y con alguien a quien quizá quería mucho. Disculpándome por no haberla llevado a ponerle los cuernos a su novio, vaya. Su enfado no tenía sentido, más allá de por las razones obvias, porque sí que reconocí que me atraía un montón, mucho más que cualquier pechugona cabezahueca. Despreciándola no la estaba despreciando. Debió darse cuenta de que su enfado no tenía sentido, porque prefirió poner fin a la conversación de la mejor forma que pudo.
Y hoy, esta tarde, la he visto. Es lo que tienen los amigos comunes. Apareció... con su novio. Nos fuimos un ratillo y estuvimos hablando. Se disculpó por todo, porque ni siquiera sabía lo que pretendía. Y yo tenía razón, estaba bien con su novio y no quería estropearlo. Y también reconoció que le atraigo un montón, que me tenía ganas, muchas ganas, y si no hubiese tenido novio... digamos que el fugaz paso por mi casa de la otra noche no habría sido tan fugaz. Pero ya está, todo se acabó, porque tras conocer al novio y descubrir que es un tío muy majo, ya no podría hacerle una putada tan grande.
Al final de todo esto, ¿con qué me he quedado? Con un polvo perdido y mi ética personal intacta. Final... ¿feliz?
_________________ Miguel RosellóSi te interesa remotamente leerme hablar de canciones Disney, ésta es la cuenta de instagram a seguir.
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