colaborador23 escribió:
Tengo que claro que la esclavitud exitió en Andalucía en los años noventa y que no existían sindicatos que defendieran a los trabajadores del doblaje. Me surge la cuestión, de ser adjudicado el doblaje a estudios, actores o directores más veteranos, Madrid o Barcelona, ¿hubieran tolerado ese ritmo de doblaje?
En Japón doblaban, o ponían voces originales para ser más correctos, a un episodio por semana en manos de veteranos y en España doblaban cuatro episodios pordía incluyendo el fin de semana, así que 28 episodios por semana. Como para no contenerse en los gritos.
Ahí doy la razón, las condiciones de trabajo eran deplorables para los estándares de hoy en día. Visto lo visto había una cultura del todo vale, más que nada con series de este tipo. No lo digo ya por los actores, sino por los que estaban arriba y tomaban las decisiones.
De hecho, y esto ya lo habrás leído, uno de los motivos por los que en la saga de Cell cambiaron varias voces que estaban disponibles (como David Arnaiz con Yamcha) es porque al pasar de Alta Frecuencia a Surco, les pidieron a los actores una bajada de los precios por take (confirmado por el mismo Arnaiz), y él junto con Ana Cremades y otros tantos se negaron a aceptarlo.
Fíjate a qué velocidad de grabación no irían, que cuando a Ángeles Neira (Krilin) le enseñaron años después escenas de la saga Buu, ella no se acordaba de que su personaje había tenido pelo. Aquello fue un sin dios se mire por donde se mire, demasiado bien salió.