En los días gloriosos del foro “clásico” ya comentamos que el doblaje barcelonés de los años 60 (extraordinario, hay que decirlo antes que nada) da la impresión de haber sido un reducto bastante cerrado en unos cuantos nombres que se repartieron la práctica totalidad de los papeles importantes de cada película. Montalvo hizo el recuento en su día: si no recuerdo mal, dos voces de protagonista “viril” (Sansalvador y Corsellas), dos de galán “joven” (Rogelio y M. Cano), tres protagonistas femeninas (Elsa, Rosa Guiñón y María Luisa Solá), dos secundarios maduros (Peña y R. L. Calvo) y algunos secundarios con acceso a algún protagonista concreto pero esporádico (Valdivieso, Angelat) y ya el resto se quedaban con los personajes secundarios, con algunas apariciones de actores jóvenes que sin embargo no consiguieron mayor promoción. Al final de la década y principios de la siguiente comenzarían a aparecer voces jóvenes que sí conseguirían acceder a los papeles protagonistas (R. Solans, el primer Ernesto Aura, Constatino Romero…).
El mayor problema de este “numerus clausus” es que esas parejas que señalaba acabaron intercambiándose actores sin mayor explicación. Sabido es que Cano y Rogelio se fueron pasando a Montgomery Clift, Maximilian Schell o Tony Curtis (y Jack Nicholson, con el tiempo), del mismo modo que Peña y Calvo compartían a John Wayne o Elsa, Rosa y María Luisa se repartían a actrices de todo tipo. El criterio es bastante arbitrario: por ejemplo, Rogelio dobla, en esa década, a Clift en “Vencedores o vencidos”, “Vidas rebeldes”, “Río Rojo” y “Yo confieso”; Cano lo hace en “Un lugar en el sol” y “De aquí a la eternidad”. Si bien los dos primeros papeles son del Clift ya más maduro y Rogelio le da muy bien ese toque patético que el actor tenía en sus años de decadencia física, en el resto de películas (todas ellas redoblajes), no se entiende bien el intercambio, aun cuando yo no sería capaz de señalar a quién hubiera preferido en cada caso, ya que en todos esos casos estoy acostumbrado a la asignación escogida. A la hora de la verdad, las cosas como son, el doblaje es cuestión de costumbre: haber escuchado determinada asignación a una edad temprana la convierte en imprescindible a nuestros oídos, incluso aunque no se repita en ninguna otra película.
Corsellas y Sansalvador compartieron varios actores en esos años, siendo los más importantes Burt Lancaster y Kirk Douglas, pero también Charlton Heston o Sean Connery, y muchos otros de modo más puntual. (Por ejemplo, si Sansalvador hoy es para muchos la mejor voz que jamás tuvo Bogart… Corsellas fue su voz en el mejor redoblaje de “Casablanca”, que es anterior a todas las asignaciones Sansa/Bogey.)Creo que, en los 60, Corsellas daba a sus asignaciones más nobleza y sobriedad, y Sansalvador más ambigüedad moral. Más tarde, la voz de Arsenio perdió esa limpieza de sus comienzos y, en mi opinión, ganó muchos matices: yo alguna vez he escrito que se “proletarizó”, y es cuando se convierte en un actor imprescindible. Sansalvador, con los años, adquirió una gran elegancia, que no tenía al principio (por ejemplo, yo sentí mucho que, en los 90, Corsellas acabara acaparando a Connery, de quien Sansa había ofrecido trabajos inolvidables desde “El nombre de la rosa").
Por último, y volviendo a Lancaster, pese a los buenos trabajos de Sansalvador en los 60, para mí siempre será Corsellas la voz que asocio a los mejores papeles del actor. En concreto, destaco su labor en “Veracruz”, que es uno de mis doblajes favoritos de todos los tiempos: el encanallamiento, a la vez cínico y guasón, que Arsenio le presta a Joe Erin resulta absolutamente genial.
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