Descubro con retraso la existencia de este post sobre el genial Víctor Ramírez: reconozco que ya no me paso con la frecuencia de antes por este foro, porque es verdad que hay menos ocasiones para hablar del doblaje clásico, tema sobre el que todo lo que he aprendido procede precisamente de aquí, de las aportaciones de ilustres expertos como Montalvo, Dobaldor, Fdo Amsterdam y antiguos foreros todavía más lejanos en sus intervenciones.
Hablar de Ramírez es hablar del inolvidable conjunto de voces que trabajaron en los estudios de la Metro durante los años 50, y cuyo trabajo, por fortuna, sigue siendo muy visible (debería decir "audible"), ya que se han conservado buena parte de las versiones que realizaron, supongo que en buena medida por la calidad técnica de un estudio que tuvo fama de ser el mejor de toda España. La "escuela Metro" se caracterizó por un conjunto de voces poco extenso (en cualquier película con un reparto nutrido se las puede escuchar a todas), pero de una increíble variedad de timbre. Voces de una personalidad enorme y que nada tenían que ver unas con otras: a ver en qué se parecían José María Ovies, Rafael Navarro, Rafael Luis Calvo, Víctor Ramírez o Ramón Martori, que son las que se repartían el grueso de los papeles masculinos principales (las maravillosas Elvira Jofre y Mª Victoria Durá hacían lo propio con las femeninas). Escuchar una película Metro sigue siendo para mí entrar en un espacio mágico, tanto por la calidad de las interpretaciones (y algo muy importante, de las traducciones) como porque, además, se hicieron irrepetibles al quedar casi aislados en el tiempo.
Me explico: mientras que voces magníficas de la misma época como Felipe Peña, Elsa Fábregas, Félix Acaso, Francisco Arenzana, José Guardiola y otros mantuvieron categoría estelar y trabajo eminente durante las siguientes décadas, de tal modo que el cine "envejeció" con ellos, diríase que los actores de la Metro, después de vivir en la cúspide, no supieron volver a ras de suelo. Tras su paso por la Metro, donde fue su gran director, Ovies en sus últimos años dobló ante todo secundarios. Martori se retiró a principios de los 60. Navarro se concentró en cine y televisión, y aunque esporádicamente volvió al doblaje, ya no lo hizo como la gran estrella que fue. Ramírez, objeto de este artículo, al marchar a Madrid, y para mí inexplicablemente, pasó a doblar personajes de extensión mínima. Incluso Rafael Luis Calvo, seguramente por la edad, se "transformó" un tanto: perdió ese tono viril y guasón de sus Gable y S. Granger, ganando, eso sí, en tipo patriarcal, con el que todavía se mantuvo en un estatus muy alto (Gregory Peck, por ejemplo). Peor aún pasó con E. Jofre y M. V. Durá, que en nada de tiempo, de doblar personajes protagonistas y de edad joven, pasaron a secundarias de edad.
En los 70, incluso, parece que su estilo interpretativo se consideraba una antigualla y se reestrenaron algunos de sus grandes clásicos ("CAntando bajo la lluvia", "El prisionero de Zenda", "Scaramouche", "Mujercitas"...) con nuevos doblajes a cargo de voces que hoy también consideramos clásicas pero que ya no eran las mismas. Ay la modernidad...
Volviendo a Ramírez, fue un actor grandísimo, de voz ciertamente atiplada (como tantas de las épocas, no ya en el doblaje, sino en el cine: hablamos de una época en que por "naturalidad" se entendía otra cosa... creo que mejor que lo que hoy se tiene por tal) pero especialmente dotada para tipos de personalidad singularidad (por ejemplo, el que es mi trabajo favorito de los suyos, el elitista Noel de Maynes, el villano de "Scaramouche", encarnado por Mel Ferrer). En especial, y aunque no es el registro en que más lo conozco, creo que se le daban muy bien los personajes atravesados por la melancolía y con fuertes problemas existenciales: por ejemplo, el Ashley Wilkes de "Lo que el viento se llevó". He revisado esta película recientemente en vos, y aunque hace tiempo que superé decir la barbaridad de que un actor de doblaje "mejora" al original (sencillamente, lo hace distinto, y a veces esa "distinción" nos lo hace más soportable), Ashley me parece más digno cuando lo escucho a través de Ramírez y no del más bien soso Leslie Howard.
Un saludo nostálgico a todos.
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