Aunque con retraso, me gustaría participar en este merecido homenaje a la penúltima leyenda de la época dorada de Hollywood. Kirk Douglas representaba uno de los mejores ejemplos de cómo se puede llegar a lo más alto en la vida partiendo de la nada más absoluta. Los desafíos a los que tuvo que enfrentarse fueron diferentes a los que se enfrentó su hijo Michael. Y también resulta muy meritorio tener la carrera que tiene Michael sin que la figura de su padre le eclipsara. Y es que indudablemente hay algo en los genes de esa familia y en su forma de ser que no es fácil de encontrar: la capacidad de lucha. Cuando leí la autobiografía de Kirk ya en los 90, "El hijo del trapero", se me quedó grabado lo que en su caso era un 'leit motiv': "Never ever give up", o sea, "No te rindas nunca jamás". Su hijo lo aprendió muy bien superando un cáncer. Y él lo aprendió sobreviviendo a una apoplejía en 1996, con 79 años. Y a pesar de que su forma de hablar, entre otras cosas, ya nunca volvió a ser la misma, él ha aguantado la friolera de 24 años más, dando un ejemplo a seguir a tantas personas, que ahora ven posible 'llegar a la edad de Kirk Douglas u Olivia de Havilland'. Pero aparte de la suerte o destino que siempre va ligada a esas cosas, un requerimiento es ése 'nunca te rindas'.
Si bien es cierto que por un lado daba algo de pena verle en sus últimas apariciones, por otro lado resultaba tremendamente entrañable e inspirador. Recuerdo su magistral intervención en el premio que la AFI le entregó a su hijo Michael en 2006 por su no menos magistral carrera. Aparece el Kirk como Pedro por su casa y lo primero que suelta es ‘Estoy algo confundido. Soy demasiado joven para que un hijo mío reciba un premio por toda su carrera’. Todos los allí presentes se desternillaban. Y es que ese sentido del humor era muy suyo en casi todas sus intervenciones. Como cuando el premio de la AFI recayó en sus manos en 1991 y medio en broma, medio en serio se cebó con Sylvester Stallone, alegando que él le aconsejó que no hiciera Rambo II y III. “Por supuesto, habría perdido miles de millones de dólares si hubiera seguido mi consejo, pero artísticamente habría sido lo correcto”. El bueno de Sly no sabía dónde meterse. El mundo del cine le admiraba, pues a pesar de haber tenido fama de complicado, era una fuente de inspiración, un espejo en el que muchos han querido mirarse. Y qué mejor manera de morir ha podido tener que rodeado de una gran familia, unida a pesar de las adversidades que han sufrido a lo largo de los años. Kirk podía estar orgullos de lo conseguido en su vida, ya no sólo a nivel profesional, sino personal. ¿Cuántas personas pueden presumir de haber permanecido casados con la misma mujer 65 años?
Poco hay que decir a estas alturas de su carrera que no se sepa ya, pero me gustaría destacar los que para mí son sus títulos favoritos. “Un extraño en mi vida” (extraordinaria película romántica, arriesgada para la época), Brigada 21 (una obra casi teatral pero magistral), “El gran carnaval” (un despiadado retrato de la ambición humana y de la falta de escrúpulos de la prensa y gente en general), “Cautivos del mal” y “Dos semanas en otra ciudad” (soberana lección de Minelli sobre las interioridades del mundo del cine), “El ídolo de barro” (película que simbolizaba la propia carrera de Kirk), “Retorno al pasado” (la obra maestra del cine negro de Tourneur), “El final de la cuenta atrás” (una de las mejores películas de viajes al pasado) y por supuesto las archiconocidas “Espartaco”, “Senderos de gloria” y “El loco del pelo rojo”.
Kirk Douglas tuvo muchas voces en España y sobrevivió a todas y cada una de ellas. Juan Luis Suari (excelente en “Cautivos del mal” y “Tres amores”) fue el primero en dejarnos en 1957. Después se nos fue Ángel Mari Baltanás en 1979. Francisco Arenzana hacia 1993. Juan Manuel Soriano y Simón Ramírez en 1995, José Luis Sansalvador en 2005, Félix Acaso en 2007 y por último, Arsenio Corsellas el año pasado. Se dice pronto. Creo que nadie duda de que la mejor voz que tuvo en nuestro idoma fue la de Juan Manuel Soriano. Y quienes hemos tenido la suerte de poder ver Brigada 21 y El gran carnaval no podemos más que rendirnos ante la maestría de Francisco Arenzana, quien consigue una simbiosis asombrosa ante la dificultad de seguir los movimientos faciales del expresivo Douglas. Como he mencionado antes, Suari también podría haberse convertido en una gran alternativa para él de no ser por su accidente de moto. Baltanás, sin llegar al mismo nivel, era mucho Baltanás y pasará a la historia por ser el Vincent Van Gogh español. Félix Acaso cumplió con creces en el redoblaje de “El ídolo de barro”, sin llegar a un nivel simbiótico. Simón Ramírez o José Guardiola no eran voces apropiadas para el actor, en especial este último (Ramírez logró tal vez su mejor doblaje al actor en “Ciudad sin piedad”. Arsenio Corsellas no le dejó en mal lugar en “Dos semanas en otra ciudad” o “Siete días de mayo”, a pesar de que hacer olvidar a Soriano era misión imposible. Y por último me gustaría destacar el sensacional trabajo de José Luis Sansalvador en “Diamonds”, personaje dificílisimo de doblar ya que Kirk ya había sufrido su apoplejía y hablaba de aquella manera. Sansalvador hizo una magistral adaptación de esa forma de hablar, llegando incluso a cantar. Tal vez su último gran doblaje.
Descanse en paz el eterno Kirk Douglas, quien sinceramente creí que nos tumbaría a todos. Siempre habrá un antes y un después. El mundo con Kikr Douglas en él. Y el mundo sin él. Pero todos sabemos que él siempre estará ahí. Porque cuando alguien triunfa en su profesión trasciende los límites convencionales de la mortalidad y se convierte en eterno en ésta como en otras dimensiones.
_________________ montalvo
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