Otra gran pérdida en el mundo de la interpretación. Tuve la ocasión de trabajar con él, hace ya algunos años, en una versión televisiva de l’Hostal de la Gloria, de Josep Mª de Sagarra. Durante los días que duró el rodaje, no se relacionó en exceso con el equipo que estaba detrás de las cámaras. Me pareció un hombre reservado, aparentemente frío, duro, concentrado en su trabajo, casi ausente del entorno que estaba más allá de los límites que marcaban los decorados del escenario. Imponía respeto. Como tiene que ser, dirían algunos… Pero, señores, ¡qué actor! Seguro, magnífico, con carácter, musicalidad, profesionalidad. Y talento. Cuando él estaba ahí, en escena, en el centro del plató, sobraban la luz, los decorados, el vestuario y las cámaras. Él era el teatro. Y siempre sin sobresalir gratuitamente ante sus compañeros de reparto. (Dicha versión teatral contó con un elenco de actores excelente, ahora ya irrepetible)
En definitiva, era como los de antes… Como los de aquella generación de la que él aprendió y que algunos tanto añoramos. Muchos de los “nuevos ricos†de la escena actual, deberían de aprender de la modestia y la profesionalidad que nos demostró Enric Arredondo.
No volví a coincidir más con él. En estos últimos años, tuve la oportunidad de verle alguna que otra vez, paseando por la calle. Prematuramente envejecido –pensé- y acompañado de un bastón que le daba un ineludible toque señorial.
Es una pena que no se dedicara más al mundo del doblaje, tanto en catalán como en castellano, especialmente en estos últimos años en los que faltan tantas voces de calidad y sobran tantas otras…
Y a pesar de no tener un timbre de voz, precisamente imponente, su tronío –llamémosle así- siempre estaba presente. Ahí quedan muchos actores –bastantes de ellos desconocidos- que han tenido la suerte de acompañarnos con su voz en sus doblajes en catalán de infinidad de series emitidas por Televisió de Catalunya.
Descanse en paz.
P.D.
No se retire vd. Sr. Mediavilla. Ya se lo dije una vez...
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