Hola, con la nostalgia del post de Alan Ladd, y aprovechando que he entrado en una vorágine de revisar las películas sonoras de Charles Chaplin, me permito unas líneas para expresar mi satisfacción por los doblajes de dichas cintas Chaplin. En efecto, los astros se alinearon y a pesar de que sólo hayan sido 5 sus films hablados, podemos sentirnos afortunados por la calidad y el acierto de los actores de doblaje en cada uno de ellos. De hecho, yo les pondría un candado anti-redoblaje para toda la eternidad. Personalizando un poco más en la figura del Chaplin actor, veamos cuales fueron sus voces:
En la primera, El Gran Dictador, estrenada en España en 1976 por razones obvias, Ricardo Solans se desdobla maravillosamente tanto en el inocente barbero como en el ridículamente temible Hynkel; un trabajo que se torna genial en el célebre discurso final que sigue inspirando y conmoviendo al espectador a partes iguales. Y es que resulta difícil pensar en otro actor de Madrid o Barcelona de la época que se hubiera pegado tan bien al Chaplin de este film. Por edad, por registro, por interpretación… Solans fue una elección de 10. Quizá el Simón Ramírez de esos años, tan habitual de Danny Kaye o Bob Hope podría haber resultado una buena elección de haberse doblado en Madrid, pero lo cierto es que nunca lo sabremos; si bien se antoja difícil de superar la labor de Solans aquí. Por cierto, Pepe Mediavilla participó en este doblaje, como un soldado de Hynkel en el guetto. Pepe, si lees esto y te apetece comentar algún detalle que recuerdes sobre el doblaje de este clásico tan esperado en su día, pues no te cortes. Todo tuyo, jaja.
En el redoblaje de 1984 de Monsieur Verdoux, -que es el único doblaje que conozco-, el elegido fue el gran Carlos Revilla, otra elección hecha la verdad con ojo clínico y visión de futuro. Y es que el zalamero y engatusador Chaplin de este film se ajusta como anillo al dedo al registro y a la personalidad de Revilla; con el extra añadido de que se unan audiovisualmente 2 iconos como Chaplin y Homer Simpson. Sobre todo con esa faceta de Homer cuando se ponía liante para convencer a alguien de algo -como votar a favor/ en contra de la ley de inmigrantes-, o al hacerse el irónico, como en el célebre parlamento de la calle de la piruleta. Una gozada que este doblaje de mitad de los ’80 nos brinda por casualidad y por obra y sobre todo gracia del recordado Revilla. Que así mismo resulta conmovedor en el monólogo final en el que han desaparecido las risas y predomina la resignación y el abatimiento, con eso de que “por un asesinato se es un villano, por miles se es un héroe”, etc.
Para Candilejas, dirigida por Félix Ácaso, la voz más comodín que para mí ha existido se reservó para sí el papel principal de Chaplin-Calvero; una elección que podría haber resultado extraña si atendemos a esa edad capicúa de 36-63 que tenían uno y otro en el momento de encontrarse. Pero Ácaso se amolda a la perfección al otoñal payaso y resulta emocionante sobre todo en las escenas en las que Calvero trata de animar a la joven bailarina, diciéndole que la vida merece la pena ser vivida, a pesar de todo.
De Un rey en Nueva York (1957) existen 2 doblajes: el original de 1958 que nunca he escuchado -y en el que Ácaso vuelve a ser su voz- y el redoblaje de 1979 que es el que conozco y con el que se ha pasado siempre por televisión. Es curioso lo de este doblaje, ya que el Chaplin de este film, con 68 años, pelo canoso y un tipo de humor bastante físico todavía, siempre me ha recordado -gracias a la voz de Joaquín Díaz- al Mel Brooks de los años ’70. Quizá también ayude a esa impresión el trabajo aquí de Mª Luisa Solá, Pepe, Elsa Fábregas, Constantino Romero, Angelat, Felipe Peña, etc, tan habituales en los films setenteros de Brooks. En fin, un largo quizá menor en la filmografía chapliniana, pero que al menos sirvió de justicia poética para que dos iconos de la comedia como Chaplin y Díaz coincidieran.
Cierro el repaso con La condesa de Hong Kong, en el que Chaplin aparece tan solo en un par de escenas como un veterano camarero. Un film que recuerdo que la primera vez que lo vi no sabía quién le doblaba, pero que antes de que abriera la boca ya me lo imaginaba: el gran Felipe Peña, otro icono todoterreno y que merecía esta muesca en su longevo historial. Un film quizá no muy brillante pero que también se beneficia de la bis cómica de Elsa Fábregas, Rogelio Hernández, Sansalvador, Luis Posada Mendoza, Valdivieso, etc.
Un saludo
Pawley
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