Hombre, no sé, lo del western y el erotismo barato parece más bien referirse a los años 60 y 70. Pero es que en tiempos de la "fotocopia del western" (¿se refiere a los Romero Marchent?), había una conexión razonable con el público, a razón de 500.000 y 1.000.000 de espectadores por peli. En cuanto al "erotismo barato", el cine "S" de la transición era minoritario pero barato y no perdía dinero. Respecto al "humor escatológico", esto sí parece una referencia actual y puede que se refiera al cine de Santiago Segura, que a mi no me gusta nada, pero sí convoca a mucha gente. Industrialmente, nada de eso hacía o hace daño, gusten o no las películas. Creo que el problema, en realidad, reside en el exceso de estatalismo, pero puede que ya sea tarde para solucionar esto.
En mi caso, lo que me fastidia de lo dicho por Resines es la manía llorica del cine español, lo que es algo que va más allá del tema del doblaje. Que si es culpa del doblaje, que si es culpa de los americanos (algo de razón hay aquí, ojo), que si es porque hicimos el "no a la guerra" (que no sería por eso, pues fue un posicionamiento muy popular), que si...La culpa no es nuestra, no, es de "ellos", siempre es de otros. Y lo curioso es que los que lloran más son los que tienen más éxito. Almodóvar tiene un gran éxito y llora porque la crítica le pone mal. A Garci no le nominan por enésima vez al Óscar y arma un cirio. A Aranda no le dan a su peli el Goya y se queja. ¡Qué conmovedora la escena de estos señores que, diríase, no tienen ni para alimentar a sus familias! Y encima te viene un Resines, que ha tenido más suerte que talento (su éxito para mí es un misterio) y tiene los bemoles de quejarse (que debería estar agradecido de que lo siguen contratando), y encima a expensas de un colectivo compuesto de personas que, por lo menos, saben hablar, cosa que él no sabe. Esto es como cuando Jesús Gil ridiculizaba a Cristina Almeida por estar gorda o como cuando voces franquistas acusaban a Juan Benet de antidemocrático por lo del artículo contra Solzhenitsyn.
En cuanto a lo de que se estas personas se limitan a dar opiniones, y que cada uno es libre, ahí estoy de acuerdo, pero con reparos. También se es libre de mostrar un desacuerdo con estas opiniones, pero es que hay otra cosa, cuando las estrellas del espectáculo opinan, yo no puedo evitar pensar que en realidad más que opinar, que es lo que hacemos todos, sin que aparezcamos en la tele, lo que hacen es pontificar. En otras palabras, los famosos que opinan tienen en común con el resto de nosotros el no ser especialistas en la materia en cuestión (en este caso, la administración de la industria del cine), pero son distintos de nosotros en la medida en que reciben una atención mediática a través de la cual pueden soltar cualquier cosa que les pase por la cabeza, y a sabiendas de que son populares. O sea, no son como encuestados (o foreros) normales, por una parte, ni como peritos que emiten una observación, por otro. En resumidas cuentas, son como curas. Pero esto es un tema "off-topic".
Y qué raro que los que han tenido problemas más gordos (tipo Erice) se limiten a gruñir un poco en lugar de hacer el habitual show desde el tejado.
|