Esa esquizofrenia es lo que me está extrañando de esta temporada, prestando atención a detalles mínimos (la pequeñísima intervención de Plácido Domingo, por ejemplo) y pasando de cosas más importantes y evidentes. Que sí, que cuando en PADRE DE FAMILIA esos "detalles mínimos" se cuidan nosotros saltamos de alegría y les damos toda la importancia del mundo porque se han hecho bien, pero eso es porque en primera instancia se cuidan las cosas importantes.
Respecto al "oportunismo" acerca de la etapa de Revilla hay que concretar ciertas cosas. En cuestión de asociaciones y coherencia no siempre fue la mejor. Durante las cinco o seis temporadas el doblaje de la serie fue asentándose, y muchos personajes cambiaban de voces casi cada episodio (Hans Topo, Snake, el abogado de pelo azul...), pero a cambio nos dejaban interpretaciones sublimes en el gran porcentaje de personajes con un voz fija (la familia, Moe, Barney, Milhouse, Burns o Smithers). A esto añadimos que, en la mayor parte de los casos, las voces invitadas en la VO tenían en la versión doblada un equivalente externo a la serie. Hay alguna excepción, como Mel Brooks, Susan Sarandon o Ernest Borgnine, pero eran pocos.
Las temporadas 7 y 8 supusieron el refinamiento total del doblaje de LOS SIMPSON. Lenny y Carl, entre muchos otros, consiguieron las voces que asociaremos para siempre con ellos, muchas de las cuales se han perdido de forma absolutamente injustificada en la etapa posterior a la temporada 11. En estas temporadas, y en las siguientes dirigidas por Revilla, el doblaje alcanza la perfección. En la interpretación, los habituales llevan sus interpretaciones a un nivel de experiencia insospechado, y los invitados destilan oro (Daniel Dicenta como Lucius Sweet siempre será mi invitado favorito). En la dirección, Revilla muestra una sabiduría total: a veces, un personaje inicialmente creado para una estrella invitada era doblado en VO por un habitual por causas de fuerza mayor, y Revilla, de modo muy atinado, subsanaba esto. El caso más obvio es el de Frank Grimes, inicialmente previsto para William Macy y finalmente interpretado por Hank Azaria, que aquí fue encargado a un actor invitado (Chema Lara dicen algunos, yo sigo sin tenerlo claro). Y cuando las estrellas invitadas daban pie a un gran chiste metarreferencial del argumento, en España siempre podíamos disfrutarlo. Ahí están Bob y Cecil, o Mulder y Scully, casos en el que los invitados son, más que actores, personajes en mitad de un cross-over. Por supuesto, todo en forma de interpretaciones maravillosas.
Por eso en la etapa de Revilla daba bastante igual que en la mayoría de casos las estrellas invitadas no tuviesen a sus actores habituales. Los méritos con los que se compensaba eran tantos que daba absolutamente igual, al menos en lo que a mí respecta.
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